Los peligros de la reelección
Entre los reproches que se hacen a este blog el más justificado es su carácter repetitivo. Y es porque en Colombia se hacen esfuerzos increíbles para pasar por alto la realidad, de modo que no hay muchas alternativas a seguir el ejemplo del Galileo viejo y preso y gritar Eppur si muove.
Entre esas cosas que hay que decir todos los días está en primer lugar que la mayoría de los comentaristas políticos de la prensa son unos manipuladores desvergonzados que en lugar de hacer análisis de los hechos simplemente persuaden a sus lectores para que encuentren justificados los intereses que los «analistas» defienden.
Un ejemplo, pero son muchos, es la columna de ayer del señor Pedro Medellín, según la cual la reelección permitirá a Uribe nombrar varias veces a los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República, de modo que esa junta se vuelve «uribista».
Las demás conclusiones de Pedro Medellín son parte ya de una ópera bufa, aunque nada raras en Colombia: le reprocha a Uribe no seguir la «racionalidad económica», como si él fuera una autoridad para dictaminar cuándo se observa tal concepto. Baste con leer la grosera y francamente delictiva manipulación en que incurrió hace poco citando unas palabras del director de la actual Junta Directiva del banco para hacerse una idea del personaje.
Lo interesante es fijarse en esa idea de que la reelección va a determinar el color de los miembros de la Junta. Es porque en el supuesto de que la reforma no hubiera sido aprobada por la Corte ni por el Congreso, o si ni siquiera hubiera sido presentada sino que el próximo presidente fuera alguien distinto de Uribe, eso en absoluto iba a garantizar que los miembros de la Junta designados por el nuevo presidente fueran a corresponder a los deseos de Pedro Medellín.
La falacia aquí se vuelve una ficción de núcleo jurídico pero concerniente a todas las nociones políticas. Es que la reelección no cambia nada el hecho de que la gente quiera un gobierno que haga frente a la guerrilla y a la delincuencia. Por el mismo motivo por el que es muy posible la reelección de Uribe, también podría ganar las elecciones un candidato de su misma orientación.
No está de más recordar que ese señor Medellín apoyó a Horacio Serpa en las últimas elecciones presidenciales, y que el bigotudo no vacilaba en decir que el gobierno debería aumentar el gasto público porque eso era lo que permitía estimular la demanda y de ahí la producción y la inversión y el empleo. Y ciertamente durante el gobierno de Samper se gastó y se gastó para incentivar la demanda y así tener seguros los negocios de Santodomingo. Baste recordar la recesión de 1999 para entender los efectos de tales políticas. Es la clase de «racionalidad económica» que vende esta gente. Baste con presta atención a la precandidata Cecilia López Montaño, partidaria de un crecimiento basado en los buenos sueldos para todos.
Con lo que la protesta por la posibilidad de que Uribe nombre a cuatro miembros de la junta directiva del banco sólo es una falacia para oponerse al hecho de que la mayoría de la gente siente más confianza en sus políticas. El «delito» potencial de acabar con la independencia del banco es otra falacia del mismo estilo. Esta clase de gente encarcelaría a quien quisieran basados en la suposición de que podría cometer un delito.
Es lo mismo que pasa con las «garantías»: ¿se sienten amenazados los opositores para hacer campaña por sus candidatos? ¡Eso es lo que ha cambiado con Uribe, y fue precisamente lo que ocurrió en el periodo anterior con la candidata Íngrid Betancur! ¿Hay o no libertades para hacer campaña? ¿Tienen o no garantizado a los medios de comunicación? ¡Pero si la mayoría de periódicos, revistas, canales de televisión y emisoras de radio están a favor de ellos! Otra cosa es que no gusten a la gente.
La queja por la falta de garantías es la protesta porque la gente prefiere a Uribe, y preferiría a cualquier candidato parecido a él. Lo que ocultan tras esa patética falacia jurídica es que carecen de argumentos para convencer a la gente de sus proyectos políticos. Y por desgracia es que en lugar de hacer creer a nadie que son víctimas de alguna persecución o exclusión, sólo dejan ver que son indigentes y que su elección resultaría de lo más desaconsejable.
Entre esas cosas que hay que decir todos los días está en primer lugar que la mayoría de los comentaristas políticos de la prensa son unos manipuladores desvergonzados que en lugar de hacer análisis de los hechos simplemente persuaden a sus lectores para que encuentren justificados los intereses que los «analistas» defienden.
Un ejemplo, pero son muchos, es la columna de ayer del señor Pedro Medellín, según la cual la reelección permitirá a Uribe nombrar varias veces a los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República, de modo que esa junta se vuelve «uribista».
Las demás conclusiones de Pedro Medellín son parte ya de una ópera bufa, aunque nada raras en Colombia: le reprocha a Uribe no seguir la «racionalidad económica», como si él fuera una autoridad para dictaminar cuándo se observa tal concepto. Baste con leer la grosera y francamente delictiva manipulación en que incurrió hace poco citando unas palabras del director de la actual Junta Directiva del banco para hacerse una idea del personaje.
Lo interesante es fijarse en esa idea de que la reelección va a determinar el color de los miembros de la Junta. Es porque en el supuesto de que la reforma no hubiera sido aprobada por la Corte ni por el Congreso, o si ni siquiera hubiera sido presentada sino que el próximo presidente fuera alguien distinto de Uribe, eso en absoluto iba a garantizar que los miembros de la Junta designados por el nuevo presidente fueran a corresponder a los deseos de Pedro Medellín.
La falacia aquí se vuelve una ficción de núcleo jurídico pero concerniente a todas las nociones políticas. Es que la reelección no cambia nada el hecho de que la gente quiera un gobierno que haga frente a la guerrilla y a la delincuencia. Por el mismo motivo por el que es muy posible la reelección de Uribe, también podría ganar las elecciones un candidato de su misma orientación.
No está de más recordar que ese señor Medellín apoyó a Horacio Serpa en las últimas elecciones presidenciales, y que el bigotudo no vacilaba en decir que el gobierno debería aumentar el gasto público porque eso era lo que permitía estimular la demanda y de ahí la producción y la inversión y el empleo. Y ciertamente durante el gobierno de Samper se gastó y se gastó para incentivar la demanda y así tener seguros los negocios de Santodomingo. Baste recordar la recesión de 1999 para entender los efectos de tales políticas. Es la clase de «racionalidad económica» que vende esta gente. Baste con presta atención a la precandidata Cecilia López Montaño, partidaria de un crecimiento basado en los buenos sueldos para todos.
Con lo que la protesta por la posibilidad de que Uribe nombre a cuatro miembros de la junta directiva del banco sólo es una falacia para oponerse al hecho de que la mayoría de la gente siente más confianza en sus políticas. El «delito» potencial de acabar con la independencia del banco es otra falacia del mismo estilo. Esta clase de gente encarcelaría a quien quisieran basados en la suposición de que podría cometer un delito.
Es lo mismo que pasa con las «garantías»: ¿se sienten amenazados los opositores para hacer campaña por sus candidatos? ¡Eso es lo que ha cambiado con Uribe, y fue precisamente lo que ocurrió en el periodo anterior con la candidata Íngrid Betancur! ¿Hay o no libertades para hacer campaña? ¿Tienen o no garantizado a los medios de comunicación? ¡Pero si la mayoría de periódicos, revistas, canales de televisión y emisoras de radio están a favor de ellos! Otra cosa es que no gusten a la gente.
La queja por la falta de garantías es la protesta porque la gente prefiere a Uribe, y preferiría a cualquier candidato parecido a él. Lo que ocultan tras esa patética falacia jurídica es que carecen de argumentos para convencer a la gente de sus proyectos políticos. Y por desgracia es que en lugar de hacer creer a nadie que son víctimas de alguna persecución o exclusión, sólo dejan ver que son indigentes y que su elección resultaría de lo más desaconsejable.
3 Comments:
lo que los tiene en serio acorralados e sjamas ningun politico habia logrado lo que uribe si, pelearn por garantias aun despues de las elecciones, la unica forma en la cual ellos no denuncien falta de las mismas es que ganen, y bueno ahi el que sale perdiendo es uribe, lloran por llorar...
By la exsra de lenin, at 12:50 p.m.
Para la ex de Lenin.
Es que el cuento de presentarse como víctimas puede resultarles rentable, pero no lo suficiente como para echar a perder la primera vuelta.
By Ruiz_Senior, at 5:00 p.m.
Ya es hora de terminar con este gobierno que está hundiendo nuestra nación y nuestra democracia, es hora de elegir nuevos dirigentes que lleven al país por camino correcto hacia la paz, pero debemos hacerlo de una forma responsable, informándonos muy bien para no dejarnos llevar por ideas populista que a la larga no sirven de nada, recientemente encontré un portal colombiano dedicado a brindar información clara y objetiva, con respecto al tema de las elecciones 2010.
By Candidatos Presidencia, at 5:19 p.m.
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