A legalizar, a legalizar
No es posible librarse de oír mes tras mes la consuetudinaria protesta contra la guerra antidrogas, cuyo comienzo se atribuye falsamente al gobierno de Nixon en 1971. Yo creo que mucha gente de verdad cree que antes se podían comprar en las tiendas y misteriosamente a nadie se le había ocurrido envasarlas y ponerles nombres comerciales.
Esos discursos son característicos de Colombia porque son una excusa de la narcoindustria. Lo más fácil que se podría pedir si en lugar de simplemente oponerse a que se practique la persecución del narcotráfico para favorecerlo se estuviera pensando en resolver el problema, es que legalizaran el narcotráfico los países que se distinguen por estar siempre en contra de EE UU, como los de la vieja Europa. O alguno. ¿En qué país es libre comerciar con cocaína y heroína? ¿En qué país lo ha sido?
La ley no perseguía el comercio de cocaína y morfina cuando estaban recién inventadas, entre otras cosas porque su venta fuera de los círculos terapéuticos era mínima y su precio inasequible a la gente humilde. Eran épocas, hace sólo un siglo, en las que quien se ganara en Europa o Norteamérica cada mes lo que le permitiera comprarse lo mismo que permite hoy el salario mínimo colombiano se podía considerar afortunado. (Claro, excluyendo cosas que no estuvieran inventadas. Sólo una prenda de ropa, un par de zapatos, un kilo de pan o de cualquier alimento, un metro cuadrado de vivienda, etc.)
Tampoco en Colombia ganaría las elecciones alguien que prometiera que la gente pudiera comprar marihuana o basuco en las tiendas. Sólo se trata de proteger el negocio con excusas odiosas. ¿Es que los estadounidenses obligan a los productores de cocaína a exportar su producto? Hay un punto en el que la mezcla de idiotez y cinismo como que fuerza los linderos de la condición humana.
A tal punto es cierto eso que digo, que la última exigencia es que los legisladores estadounidenses eliminen la penalización de las drogas como si fuera un capricho particular de unos cientos de señores. Como a fin de cuentas en Colombia las leyes tienen patrocinadores y la opinión general no cuenta, pues a los editorialistas y gente afín no les cuesta nada imaginarse que es así. O mejor dicho, presentar a los lectores susceptibles de embelesarse con la retórica nacionalista eso que saben que no es posible, que implicaría la supresión de la democracia en ese país.
Antes de que el votante estadounidense apoyara la liberalización de ese mercado sin duda estaría dispuesto a admitir que su gobierno pagara toda la deuda externa colombiana, cosa que en promedio a cada ciudadano le saldría por poco más de cien dólares. ¿Por qué no pedirles más bien eso?
Porque el fenómeno de degradación monstruosa de todo sentido moral termina implicando que mientras cientos de miles de colombianos tienen alguna relación directa con ese negocio, y varios millones se benefician indirectamente, la culpa es de ellos que permiten ese enriquecimiento. ¿Por qué no culpar también a los joyeros que incentivan la codicia de nuestros jóvenes pistoleros y a las ancianas que no renuncian a la vanidad y salen a la calle con joyas, condenando a nuestros raponeros a entrar en ese círculo criminal?
Yo no sé si despenalizar las drogas sea una solución para ese problema. Creo que la prohibición relativa es un filtro que permite a esas sociedades una asimilación lenta de ese nuevo mundo de bienestar material y cultura de masas para el que nadie está preparado, y que ya en su primera embestida en los sesenta dejó muchos miles de víctimas, por no hablar del papel que tuvo la heroína en la propagación del sida en Europa. Tal vez la solución vendría de una combinación de liberalización del comercio y penalización del consumo (exclusión de la sanidad pública, permiso para imponer controles a las empresas, controles a los empleados públicos de cierto rango y a los estudiantes de universidades que así lo dispongan, etc., vigilancia sobre los menores y también controles en los colegios, etc.).
Lo que sí sé es que quienes difunden esa propaganda en Colombia no están pensando en acabar con los problemas que el consumo masivo de drogas genera, sino tratando de salvar a diversos beneficiarios de un negocio cuya persecución buscan evitar. Ya es característica la obsesión de Daniel Samper para que no se fumiguen los parques nacionales, sabiendo muy bien que de no perseguirse los cultivos en esos sitios sencillamente habría una tala general.
Sólo están protegiendo ese negocio porque a fin de cuentas esas rentas ilegales apuntalan ciertos poderes tradicionales, ciertos negocios legales, como el de la finca raíz, que permitieron en su día acumular fortunas más estables que las de los narcotraficantes a gente que sabía qué hacer con la plata. Por no hablar de las facciones políticas que han visto retroceder su poder a causa del ascenso del uribismo y de la alianza con EE UU.
Otra prueba: si el glifosato es tan malo y la erradicación manual no es posible por la resistencia de los narcoterroristas, ¿por qué no alentar una intervención masiva y breve de fuerzas especiales que den un golpe definitivo a las FARC? Eso lo rechazan aún más.
Y el problema es que muchos colombianos caen en la lógica en que quieren hacerlos caer: ¡qué jartera tener que combatir el narcotráfico!
Otros nos planteamos, en medio de los insultos, las calumnias, las incomprensiones interesadas, los chillidos del coro de barbilindos que no entienden que pueda haber otra cosa en el mundo que presumir de los libros que leen y de los idiomas que conocen, sacudir las conciencias para que la gente se plantee de verdad construir un país homologable, no un «paraíso moral» (a la manera de los «paraísos fiscales» adonde va el dinero sucio). No es tan difícil entenderlo.
Esos discursos son característicos de Colombia porque son una excusa de la narcoindustria. Lo más fácil que se podría pedir si en lugar de simplemente oponerse a que se practique la persecución del narcotráfico para favorecerlo se estuviera pensando en resolver el problema, es que legalizaran el narcotráfico los países que se distinguen por estar siempre en contra de EE UU, como los de la vieja Europa. O alguno. ¿En qué país es libre comerciar con cocaína y heroína? ¿En qué país lo ha sido?
La ley no perseguía el comercio de cocaína y morfina cuando estaban recién inventadas, entre otras cosas porque su venta fuera de los círculos terapéuticos era mínima y su precio inasequible a la gente humilde. Eran épocas, hace sólo un siglo, en las que quien se ganara en Europa o Norteamérica cada mes lo que le permitiera comprarse lo mismo que permite hoy el salario mínimo colombiano se podía considerar afortunado. (Claro, excluyendo cosas que no estuvieran inventadas. Sólo una prenda de ropa, un par de zapatos, un kilo de pan o de cualquier alimento, un metro cuadrado de vivienda, etc.)
Tampoco en Colombia ganaría las elecciones alguien que prometiera que la gente pudiera comprar marihuana o basuco en las tiendas. Sólo se trata de proteger el negocio con excusas odiosas. ¿Es que los estadounidenses obligan a los productores de cocaína a exportar su producto? Hay un punto en el que la mezcla de idiotez y cinismo como que fuerza los linderos de la condición humana.
A tal punto es cierto eso que digo, que la última exigencia es que los legisladores estadounidenses eliminen la penalización de las drogas como si fuera un capricho particular de unos cientos de señores. Como a fin de cuentas en Colombia las leyes tienen patrocinadores y la opinión general no cuenta, pues a los editorialistas y gente afín no les cuesta nada imaginarse que es así. O mejor dicho, presentar a los lectores susceptibles de embelesarse con la retórica nacionalista eso que saben que no es posible, que implicaría la supresión de la democracia en ese país.
Antes de que el votante estadounidense apoyara la liberalización de ese mercado sin duda estaría dispuesto a admitir que su gobierno pagara toda la deuda externa colombiana, cosa que en promedio a cada ciudadano le saldría por poco más de cien dólares. ¿Por qué no pedirles más bien eso?
Porque el fenómeno de degradación monstruosa de todo sentido moral termina implicando que mientras cientos de miles de colombianos tienen alguna relación directa con ese negocio, y varios millones se benefician indirectamente, la culpa es de ellos que permiten ese enriquecimiento. ¿Por qué no culpar también a los joyeros que incentivan la codicia de nuestros jóvenes pistoleros y a las ancianas que no renuncian a la vanidad y salen a la calle con joyas, condenando a nuestros raponeros a entrar en ese círculo criminal?
Yo no sé si despenalizar las drogas sea una solución para ese problema. Creo que la prohibición relativa es un filtro que permite a esas sociedades una asimilación lenta de ese nuevo mundo de bienestar material y cultura de masas para el que nadie está preparado, y que ya en su primera embestida en los sesenta dejó muchos miles de víctimas, por no hablar del papel que tuvo la heroína en la propagación del sida en Europa. Tal vez la solución vendría de una combinación de liberalización del comercio y penalización del consumo (exclusión de la sanidad pública, permiso para imponer controles a las empresas, controles a los empleados públicos de cierto rango y a los estudiantes de universidades que así lo dispongan, etc., vigilancia sobre los menores y también controles en los colegios, etc.).
Lo que sí sé es que quienes difunden esa propaganda en Colombia no están pensando en acabar con los problemas que el consumo masivo de drogas genera, sino tratando de salvar a diversos beneficiarios de un negocio cuya persecución buscan evitar. Ya es característica la obsesión de Daniel Samper para que no se fumiguen los parques nacionales, sabiendo muy bien que de no perseguirse los cultivos en esos sitios sencillamente habría una tala general.
Sólo están protegiendo ese negocio porque a fin de cuentas esas rentas ilegales apuntalan ciertos poderes tradicionales, ciertos negocios legales, como el de la finca raíz, que permitieron en su día acumular fortunas más estables que las de los narcotraficantes a gente que sabía qué hacer con la plata. Por no hablar de las facciones políticas que han visto retroceder su poder a causa del ascenso del uribismo y de la alianza con EE UU.
Otra prueba: si el glifosato es tan malo y la erradicación manual no es posible por la resistencia de los narcoterroristas, ¿por qué no alentar una intervención masiva y breve de fuerzas especiales que den un golpe definitivo a las FARC? Eso lo rechazan aún más.
Y el problema es que muchos colombianos caen en la lógica en que quieren hacerlos caer: ¡qué jartera tener que combatir el narcotráfico!
Otros nos planteamos, en medio de los insultos, las calumnias, las incomprensiones interesadas, los chillidos del coro de barbilindos que no entienden que pueda haber otra cosa en el mundo que presumir de los libros que leen y de los idiomas que conocen, sacudir las conciencias para que la gente se plantee de verdad construir un país homologable, no un «paraíso moral» (a la manera de los «paraísos fiscales» adonde va el dinero sucio). No es tan difícil entenderlo.
14 Comments:
El ejemplo en el que yo siempre pienso cuando hablo con alguien del tema de la droga en Colombia, es que lo que mató a la famosa bonanza marimbera de la costa no fue ni el gobierno colombiano ni el gringo, sino el descubrimiento californiano (?) de que uno puede cultivar marihuana de buena calidad en armarios sin mucha dificultad. Yo, francamente, dudo que ninguna de esas propuestas de legalización calen en la sociedad gringa contemporanea, pero también tengo la sensación de que la erradicación con químicos está haciendo más bien poco, redistribuye cultivos, los mueve, pero no es efectiva a largo plazo. Esa gente se adapta. Mi esperanza es que algún canadiense descubra como cultivar coca en invernaderos a ver si nos dejan de comprar a nosotros, los guerrilleros se quedan sin financiación y los narcos sin negocio.
Pasando a otro asunto, me queda una duda luego de leerlo: ¿será que si se derrotara militarmente a las FARC y las autodefensas desaparecieran, la producción de droga en el país podría ser, entonces, fácilmente controlada?
Para mí es claro que ambos grupos se financian de eso pero no sé -y creo que nadie lo tiene claro- hasta qué punto de ellos depende que la cosa continúe.
By Anónimo, at 4:05 p.m.
Bueno, lo de cultivar coca no creo que funcione porque hacen falta varias matas para una cantidad ínfima del alcaloide, y un proceso químico más bien complejo. No sé si la fumigación sirve de algo, pero sería peor no hacer nada por el poder que alcanzarían los narcotraficantes de no verse afectados por ninguna persecución. Me pongo a pensar en eso que dicen los antiabortistas de si entonces se legaliza el homicidio. ¿Se va a acabar el robo porque se persiga a los ladrones y se los encarcele? Yo creo que sí, pero muy a largo plazo. En todo caso, la idea de fumigar eternamente no me convence.
Lo que pasa con la cocaína es que, creo yo, cada día hay nuevos productos de diseño más baratos y menos nocivos para la salud, hasta que encuentren alguno que haga un efecto parecido al de la coca o "mejor" y así se dañe el negocio. Al mismo tiempo la gente se va acostumbrando a ver personas que sufren las consecuencias (aunque yo conozco a muchos que tomaban cocaína en la juventud y después viven sin problemas, hay mucha exageración y fanatismo en torno a eso).
Lo que me angustia es la actitud de la gente en Colombia. Podría llegar a considerarse que la cocaína es controlable, que consumida de cierta manera es menos nociva, que el consumidor acomodado cuenta con atención médica periódica, que las aseguradoras ofrecen seguros para cocainómanos con tratamientos, etc., y alguien plantea que es mejor despenalizar y al final la cosa pasa, pues a fin de cuentas hay una mayoría que no tolera ni el tabaco. ¿Qué pasará en Colombia? ¿Cuál será el negocio criminal que reemplazará a la coca? Porque legalizar la heroína es menos probable. Y aunque pasara cualquier cosa con la heroína, que un gobierno totalitario encerrara a los consumidores a la fuerza en campos especiales, entonces los colombianos buscarían otro negocio criminal.
Sin guerrillas ni autodefensas el narcotráfico sería tan controlable como lo es en Perú. No desaparecería, pero el aventurero que se metiera en regiones apartadas de la selva no contaría con el gran ejército de protección ni con la gran red que le aseguraría grandes beneficios. Es que tambien en Centroamérica, en Brasil y en África se puede cultivar coca, y si no han prosperado los cultivos por allá es porque las bandas armadas aseguran en Colombia muchas ventajas para el negocio.
En todo caso no es lo mismo tener problemas de narcotráfico y secuestro que tener una guerra civil. México tiene narcotraficantes y secuestradores, pero no están a punto de tomarse el poder ni de anular las elecciones, ni de dictar leyes nuevas. Sobre todo no hay allá mucha gente dispuesta a hacer presión para que eso se permita.
By Ruiz_Senior, at 4:37 p.m.
Y escribe esto quién se pretende liberal. Cuando y ud y sus secuaces justifiquen que el Estado puede controlar lo que la gente hace con su cuerpo (base esencial de la prohibición y la criminalización), cuando prueben que la criminilización ha servido para detener la producción y consumo de drogas (¿cuanta droga se producía y cuantos drogradictos había hace 30 años y cuanta se produce y cuantos hay hoy?, cuando demuestren que la forma en que la guerra se lleva no es la doble moral mas miserable donde aca ponemos los muertos para que alla sigan creciendo los adictos, cuando muestren que la guerra contra las drogas no es una forma de racismo encubierto (si, porque tambien jode a los gringos, en especial a los de piel oscura), cuando prueben que la política de fumigación no solo es criminal sino que atenta contra el medio ambiente, cuando muestren todo eso, entonces osen defender la criminalización..no antes.
By Sergio Méndez, at 6:09 p.m.
Pero si las bandas armadas se desmovilizan pero el narcotráfico sigue siendo tan lucrativo, no me sorprendería que apareciera un ejercito narco a secas, sin máscaras políticas, que aprovechara los restos de los procesos de paz y desmovilizaciones y los pusiera a hacer lo que ellos ya hacían pero ahora directamente a su orden.
En la época de Pablo Escobar, ¿qué tanto dependían ellos de los guerrilleros para mantener su negocio en pie? Yo creo que la cultura de la coca en este país trasciende esos bajos fondos y está plenamente asentada entre la clase política, en los organismos de seguridad del estado, en todos lados. Los narcotraficantes no les interesa tomarse el poder, ellos financian guerrillas y paras porque lo que les interesa es un país inestable, con conflictos lo suficientemente grandes para que puedan seguir haciendo de las suyas sin ser molestados (entre otras, yo francamente dudo que la guerrilla: Marulanda y compañía, estén interesados en tomarse el poder... lo dicen a todo pulmón, pero no tienen la más mínima intención porque eso para ellos sería pésimo negocio... A Chavez no lo tumban, pero si Marulanda subiera al poder los gringos proceden a ejecutar otra operación Irak en menos de lo que canta un gallo). Eso es lo que hacen los narcos en México. Claro: no se toman el poder, pero tienen el norte convertido en un campo de batalla de mafias y pandillas y la clase política mexicana, de lado y lado, aparece untada hasta el tuétano cada mes y algo. El caso vergonzoso queda atrás pero otros lo siguen, en fin.
Lo ideal sería legalizar. Creo yo. Pero me parece que en el mundo en el que estamos esa cosa es imposible.
Sobre el negocio criminal que reemplazaría la droga, no sé. Dudo que haya alguno que se le compare ahora mismo. Sin plara de coca y heroina, Marulanda y el Mono Jojoy no tendrían ni para granadas. Creo que eso es lo más triste de todo este asunto...
By Anónimo, at 6:14 p.m.
Para Sergio Méndez: usted de verdad es un mamerto de cómic. Si uno discrepa de lo que usted dice, será porque aparte de estar loco es de la CIA. Virgen Santa.
Resulta que ser liberal quiere decir que cada persona adulta debe tener derecho a zamparse toda la cocaína que le dé la gana, pero nadie debe pagar por eso aparte de esa persona. Hoy en día ocurre que hay personas a las que obligan pistola en mano a tragarse bolas de látex para llevarlas a otro país so pena de represalias sobre sus hijos, y cuando descubren a esas personas el juez se inspira para redactar la sentencia con una rayita de coca.
Lo de probar que la criminalización ha servido para frenar el consumo es lo mismo que habría pasado si me hubieran elegido a mí presidente en 1990, tal vez el mejor gobierno de la historia, pero por ser anónimo no me presenté. ¿Cómo se va a comprobar lo que pasa en una sociedad como las actuales si se libera por completo el comercio de drogas sin hacerlo? De momento no hay ningún país en el que la gente apoye mayoritariamente eso. Por el contrario, en Colombia el Referendo contaba con el "gancho" de prohibir la dosis personal, medida que afortunadamente fue tumbada por la Corte, pero con la cual la votación habría sido mucho más alta, según las encuestas. Yo creo que haciendo responsable a cada consumidor del precio de su acto se podría contener el consumo, porque atribuir la expansión a la prohibición es un argumento francamente infantil.
Acerca de si en Colombia "ponemos los muertos", nada mejor que dejar de hacerlo. ¿O es que los estadounidenses obligan a alguien a exportarles cocaína? ¿Qué hacer con el atraco a joyerías cuando los que sufren peligros son los jóvenes colombianos que "tienen" que hacer eso tan feo por culpa de la adicción al lujo de esos miserables, y que ni siquiera teniendo éxito se salvan del Gehena hediondo y de la "degeneradés moral" (Cortázar dixit) que les vendría de consumir drogas y perder los estribos en el vicio de la prostitución de lujo? ¿Eh?, ¿cómo impedir que los pobres delincan si ahí están esas cosas tan valiosas? Yo creo que toda la criminalidad es un escándalo menor que esos disparates, y en realidad la gente sólo delinque porque el horizonte ideológico que encuentra es ese caballerismo ridículo.
Y acerca de si la droga afecta a los más oscuritos en EE UU, ¿quién los obliga? ¿Qué iba a ocurrir si no hubiera persecución? Lo mismo que con el medio ambiente: de momento, el primer daño que sufre son las talas para cultivar coca. ¡Qué curioso que los ecologistas y antiamericanos sean los mismos que practiquen esas talas!
By Ruiz_Senior, at 8:37 a.m.
Para J:
Si las bandas armadas se desmovilizan pero el narcotráfico sigue siendo tan lucrativo, no aparecería un ejercito narco a secas, sin máscaras políticas, porque no tendría la vasta red de apoyos internacionales que tienen las FARC. Y el coste de producir coca en esas condiciones, con un ejército entrenado, control exterior y una sociedad cada vez más intransigente, haría aconsejable desplazar los cultivos a otras partes del Amazonas (dispersos en la infinita Amazonía brasileña, boliviana y peruana, o del continente, e incluso a África. Ya hubo un ejército narco y fracasó.
Yo creo que la cultura de la coca en este país trasciende esos bajos fondos y está plenamente asentada entre la clase política, en los organismos de seguridad del estado, en todos lados. Salvo a las guerrillas, a los narcotraficantes no les interesa tomarse el poder. Pero las guerrillas forman parte del vasto programa castrista, y no recibirían una invasión exterior porque tendría costes excesivos y muchas resistencias en EE UU. No es Irak, lugar que ofrecía la oportunidad de imponer un régimen aliado para contener una región en la que cualquier día suben los islamistas, "unifican" a todos los países árabes y cierran el grifo del petróleo.
Si fueran a invadir a una Colombia fariana, habrían invadido hace tiempo a Cuba, a la que ya no defiende Rusia. El problema serio es imaginarse desde lejos que las guerrillas son algo diferente del resto de la izquierda, unos bandidos asilvestrados que usan el disfraz político. ¿Cómo es que TODOS los políticos del PDI y de AD piden que se negocie con las guerrillas algo aparte de su desmovilización? No es ni siquiera que aprovechen la existencia de guerrillas para imponer su programa, que ya sería criminal, sino que abiertamente exigen que las masacres y secuestros sean fuente de derecho.
Si esa leyenda de la guerrilla de bandidos fuera cierta las FARC se habrían acabado en el Caguán, habrían organizado allí su región semiautónoma y todas las estructuras habrían quedado convertidas en una especie de nobleza regional, con muchos miles de millones de dólares para inversiones seguras, con decenas de miles de adolescentes europeas buscando experiencias, con un reconocimiento mundial que sería la envidia de cualquiera... Ya habría que rebajarlos todavía más, de bandidos a cretinos absolutos para no aprovechar tan oportunidad.
Es que las guerrillas son sólo las tropas de niños de las universidades, las cuales a su vez son sólo el refugio del viejo orden de castas. La caída del comunismo no los afecta porque ese supuesto colectivismo sólo es disfraz de la arbitrariedad, de la tranquila poligamia de los abimolanos, del dolce far niente de todos los literatti, de la docilidad de la de adentro y de la cocinera, del orgullo humillado de la gente como María Jimena Duzán y compañía. Sencillamente Tirofijo es un viejo obstinado con tomar el poder, sin el cual quedará en la historia como un criminal bárbaro, y los que controlan lo explotaban para ver hasta dónde era posible aislar al país y salvar su reino milenario.
Quién sabe si dentro de poco la extorsión generalizada a todo el continente mediante bombas y asesinatos no sea mejor negocio que la coca. De hecho, lo interesante es lo fácil que es obtener en un lugar como Suiza muchos millones de dólares secuestrando a los hijos de la gente rica. ¿Cómo es que tal cosa no ocurre? Porque el áspero y gélido país alpino no está poblado por colombianos. ¿Cuánto puede llegar a obtenerse de la industria de trasplantes cuando la técnica se desarrolle? En EE UU hay muchos millones de ancianos ricos que podrían alargar la vida pagando trasplantes. ¿Quién asegura que eso no será más rentable que el narcotráfico?
Al respecto yo sí aseguro una cosa: si tal cosa ocurre, y es muy probable, habrá miles de estudiantes del tipo de Sergio Méndez indignados con todo lo que se hace sufrir al pueblo niñero a causa del vicio de vivir de los norteamericanos. Es un problema moral muy hondo, el de hacer frente al conjunto de valores, o de ausencia de ellos, que permite la criminalidad. Pero ese conjunto de valores es en realidad una construcción ideológica que aprovecha elementos del catolicismo y muchísima ingeniería lingüística para convertir el trabajo y el ahorro en crímenes y el robo en un acto de justicia.
Y la difusión de esa ideología es hoy el verdadero sentido de las escuelas en Colombia. Algunos nos tomamos el trabajo de discutir y atacar eso y otros lo defienden, tal vez porque ese orden básico, la sociedad antigua, la que permite al doctorcito soltar un adjetivo y despachar cualquier argumento, resulta muy grato para algunos.
By Ruiz_Senior, at 9:09 a.m.
Bueno, usted sabe que yo no estoy de acuerdo con esa generalización que usted hace con frecuencia metiendo en el mismo costal a las FARC y a estudiantes como yo o como Sergio -que porque somos de izquierda (lo que quiera que eso signifique) y eso es ser criminal-.
Así que, como ya levantó esa bandera, me abstendré de continuar la conversación, que estaba hasta amena.
By Anónimo, at 10:34 a.m.
Señor Ruiz:
El único que parece una caricatura es ud. Es la única persona que escribe que yo haya leido en Colombia, que encaja perfectamente en los estereotipos que se imaginan los mamertos de verdad (bueno, ud y Carlos Alberto Montaner) No le da pena?
Por lo demás veo que como de costumbre eludió todos los puntos de mi comentario. Aqui nadie esta diciendo que la sociedad se va a liberar del consumo por el mero hecho de legalizar. Lo que estoy diciendo es que penalizr el consumo y la producción, no frena ni el consumo ni la producción. Eso, si no lo ha notado, es bastante diferente. Y no, el único infantil aca es ud, que lee lo que nadie ha dicho (tampoco dije que el consumo se expande con la prohibición, sino que la prohibición a resultado un fiasco para detenerlo. Por lo demás la prohibición si es responsable de que el trafico de drogas sea una actividad criminal tal).
Por lo demás me da risa ese cuento de "los gringos no obligan a nadie a traficar coca". Que argumento tan crétino. Obvio que no obligan a nadie a traficar drogas, y NADIE LOS OBLIGA A ELLOS A CONSUMIRLA. Pero igual lo hacen gustosos. Entonces por que se dedican a perseguir a la gente que la trafica y que la consume? CON QUE DERECHO?
Por último, lo de los negros. No, no es que los negros sean los únicos consumidores o tráficantes de droga. Es que hay una tendencia racista a perseguirlos mucho más a ellos que a los ricos blancos que la consumen. Por eso tienen las carceles llenas de negros, mientras que blanquitos coqueros como Clinton y Bush son presidentes? Capiche? Entendió algo ese pequeño cerebro tuyo?
By Anónimo, at 10:55 a.m.
Sergio, los prohibicionistas no son siempre los mismos que consumen la cocaína, y el derecho con el que la prohíben es el de cualquier país a imponer las leyes que quiera.
Pero esa frase suya es muy interesante "Entonces por que se dedican a perseguir a la gente que la trafica y que la consume". Los narcotraficantes como víctimas de los prohibicionistas. El narcotráfico como destino, etc... Parece mentira.
Acerca de si encarcelan más a los negros, probablemente estén más a menudo involucrados en el narcotráfico, por provenir de familias desestructuradas y marginales, o por motivos así. Lo cierto es que los negros de cualquier otro país del mundo querrían irse a EE UU.
By Ruiz_Senior, at 12:31 p.m.
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By Roberto Iza Valdés, at 7:35 p.m.
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By Roberto Iza Valdés, at 3:44 p.m.
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By Roberto Iza Valdés, at 8:11 p.m.
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By Roberto Iza Valdés, at 1:13 p.m.
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By Unknown, at 8:51 a.m.
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