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Vislumbrando el milagro colombiano

martes, noviembre 06, 2012

Dossier Sigifredo López

1. OBVIAMENTE, SIGIFREDO LÓPEZ QUEDARÁ IMPUNE, PERO...

Pero ¿qué importa? No somos verdugos ni creemos que el problema sea el castigo. Comparada con la cruel realidad en que un asesino con muchas más víctimas que Pablo Escobar, como es el caso de León Valencia, no sólo es riquísimo y poderosísimo sino que además se permite dar clases de moral y fiscalizar al gobierno, ¿qué va a importar que algún criminal quede impune? Son muchísimos, es la cultura del país, y si fuera por todos los responsables de los crímenes, se podría decir que el líder del comunismo en Colombia, el hermano mayor del actual presidente, Enrique Santos Calderón, es responsable de decenas de veces más víctimas que Pablo Escobar y no recuerdo al primero que crea que debería estar en prisión. Si al menos se impidieran los asesinatos venideros con una mínima determinación ciudadana de prohibir con una nueva Constitución que se premiaran, ya valdría la pena que Sigifredo López y muchos como él quedaran impunes. Si les interesa mi opinión, eso no se conseguirá. El orden de siempre en Colombia es que los que se toman la licencia para matar mandan y los demás obedecen, los parásitos millonarios que se lucran del secuestro y el asesinato en masa cabalgan y los demás los transportan, eso no va a cambiar porque uno se impaciente, y todo aquel que quiera cambiar eso debe empezar por tener claro que se trata de cemento endurecido en los cerebros y harán falta siglos para empezar a removerlo.

Pues sí, que Sigifredo López quedará impune es obvio porque el poder judicial colombiano sirve a los terroristas, que a la vez cuentan con recursos multimillonarios de los Estados de la región, incluido el colombiano. Claro que uno dice que el Estado colombiano está aliado con las FARC y lo miran como si estuviera loco, basta mirar lo que publica sobre este caso de Sigifredo López la revista que dirige el sobrino del presidente. Pero ¿"basta"? ¿Es que no leen a los columnistas de esa revista? No, es que los colombianos leen la orden de matar pero no la relacionan con el asesinato porque sólo miran el estrato de cada persona, la calidad de su calzado. En fin: lo asombroso es que haya habido un fiscal valeroso que encarcelara a Sigifredo López saliéndose del guion de una institución controlada por los socios del terrorismo. El que considere excesivo que se diga que la Fiscalía está controlada por los socios del terrorismo puede recordar por ejemplo la manifestación con que despidieron a la inverosímil "fiscal" Viviane Morales, extrañamente, cómicamente, colombianamente perteneciente a la misma logia "liberal" que Sigifredo López.

En fin: es obvio que Sigifredo López quedará impune porque realmente a muy poca gente le importa que se castigue un crimen semejante. La idiotez que reina en Colombia hace que se olvide que la tradición del país es que las universidades enseñen el culto a asesinos como el Che Guevara o Camilo Torres, que el alcalde de Bogotá es un antiguo líder de una organización que aliada con Pablo Escobar asaltó el Palacio de Justicia para imponer una Constitución que les asegurara una situación de ventaja para abrirle camino a las bandas de asesinos que persistieran y para controlar el poder judicial. Sencillamente, los asesinos tienen vocación de mandar en Colombia, y a punta de asesinatos se aseguró un futuro político el finado López Michelsen, padre, casualmente, del dueño de la revista que dirige el sobrino de Santos, que calumnia obsesivamente a Uribe y defiende a Sigifredo López. Y si mandan sólo es porque realmente quienes quisieran un país que no estuviera en manos de semejantes personajes son a lo sumo unas decenas por cada millón de colombianos. Los demás volverían a elegir a Sigifredo López, tal como eligieron gobernador de Antioquia al socio político del actual embajador en el Perú, Luis Eladio Pérez, tan evidentemente próximo a las FARC como el mismo Sigifredo López. 

Pero a pesar de la obviedad de que Sigifredo López quedará impune, vale la pena detenerse a examinar toda la historia, porque es difícil encontrar una radiografía tan perfecta del cerebro de los colombianos, del daño moral que heredaron y de su disposición a someterse a los asesinos a cambio de alguna prebenda proveniente de algún desmán. El que crea que es injusto culpar a la generalidad de los colombianos de la impunidad segura de Sigifredo López puede irnos mostrando cuántas personas han dicho algo de la infamia evidente que han promovido los medios de comunicación desde que el antiguo diputado fue puesto preso. ¿Cuántos escriben en los blogs y las redes sociales tratando de dejar impune al asesino y cuántos tratan de entender lo que ocurre? Los mismos diputados asesinados, sus propias familias, están más cerca a aliarse con personajes como Sigifredo López que con cualquiera que quisiera aplicar las leyes.

Como todo lo expuesto basta y sobra para que todos sepamos que Sigifredo López quedará impune, vamos a restregarles en la cara a los indolentes, a casi todos los colombianos, los hechos probados, para que cuando les mutilen a los hijos no digan que fue la mala suerte de que los estadounidenses prohibieran el comercio de cocaína, porque el día que lo permitan tal vez siga prohibido el de órganos humanos y los colombianos seguirán quejándose de los que les permiten prosperar con sus prohibiciones. Hete aquí que a Sigifredo López lo encarcelaron con base en un video en el que aparece alguien indicando a los jefes de las FARC la forma de entrar a la Asamblea del Valle. ¡Qué casualidad, la única imagen en que se ve su perfil, es idéntico al de Sigifredo López! Me dirán que eso no basta para condenar a nadie, pero, qué curioso, ¿quién más conocía a tal punto el edificio? Nada, casualmente el único diputado que sobrevivió, casualmente liberado, casualmente hijo de guerrillero y denunciado por muchos guerrilleros como aliado de las bandas terroristas y casualmente visto por un vendedor de frutas que lo vio dando órdenes a los secuestradores. (Sobre la trayectoria de López resulta muy recomendable este escrito de Ricardo Puentes Melo)

Es decir, a ver, mírense en un espejo, ¿qué puede importar que Sigifredo López quede impune comparado con el hecho de que después de todo eso la prensa sigue presionando para quitarle peso a las pruebas y la gente sigue dispuesta a aceptar lo que sus modelos de Semana le digan? Bastaría el hecho de que al fiscal la voz le resulta parecida, ¿no es el colmo de las casualidades? La gente todavía duda, incluidos algunos importantes uribistas, de que tantos testigos anden confabulados por quién sabe qué motivos para condenar a Sigifredo López. ¿Alguien explicará quién puede estar interesado en hacer semejante montaje? Es absurdo, pero ¿hay alguna absurdidad que no encuentre público en Colombia? El asesinato de los diputados lo anunció unos meses antes Lázaro Vivero Paniza, un dirigente conservador muy próximo a Andrés Pastrana que después del Caguán se embriagó de pacifismo y afán de reconciliación. 
Como todos los actos en la vida traen sus consecuencias, el de le fuga de Fernando Araújo Perdomo de sus captores, lógicamente también traerá consecuencias, hasta impredecibles, a corto y largo plazo. Y que llegarán, llegarán.
Sobre todo, nadie puede olvidar las circunstancias del asesinato de los diputados: no hubo ninguna operación de rescate, ni tiene sentido la hipótesis del enfrentamiento con enemigos dudosos. Matar a once personas requiere algo más que unos segundos, y los controles del territorio de los terroristas son lo suficientemente eficaces para fallar ante la noticia de la remota presencia de algún grupo armado. Sencillamente, si Sigifredo López los ayudó a secuestrar tiene sentido que los mataran así, porque si llegara a resultar libre alguno hundiría al diputado samperista, mientras que si no fuera así sería completamente absurdo, tal como es absurdo que tantos testigos lo involucren.

Sigifredo López quedará impune, y es obvio atendiendo a todo lo que pasa, pero nadie debe pasar por alto las circunstancias del proceso después de la captura. ¿Nadie lee la prensa y nadie se da cuenta de que es una manía obsesiva encontrar pretextos para conseguir la impunidad del exdiputado? Bueno, es que la prensa colombiana está ligada al grupo político de Sigifredo López, el mismo del exministro Esguerra, el mismo de la exsecretaria de Unasur, el mismo de la canciller que tan bien se entiende con el socio de las FARC Rangel Silva, el mismo de la exfiscal terrorista, el mismo de Piedad Córdoba y el mismo de la finadita Martha Catalina Daniels. Si los colombianos fueran gente recta bastaría detectar ese interés de la prensa en exculpar a Sigifredo López para inferir su culpabilidad. Pero es que el episodio del cotejo de voces por el FBI lo dice todo. ¿Qué pasó con ese cotejo? El fundamento de la manipulación de la prensa es que no se informa y la gente no tiene mucha curiosidad por saber. De modo que como para no quedar mal en caso de que alguien indague El Tiempo cuenta lo siguiente. (Copio el pantallazo porque perfectamente podrían hacer desaparecer la noticia.)
En gran medida, el poder de las mafias afines al terrorismo en Colombia se basa en la destrucción de la inteligencia y la crítica. ¿Alguien entiende lo que dice ahí? El material enviado no fue suficiente, no se puede saber si esa voz es la de Sigifredo López, ¿de qué modo eso favorece al acusado? Podría entenderse a la manera leguleya típica, en la que el peor criminal resulta decente porque ningún juez lo condenó. Pero, insisto, la segura impunidad de Sigifredo López no interesa nada si se compara el hecho con la disposición moral de los colombianos. Bueno, ¿por qué el material es "insuficiente"? En realidad era de mala calidad. Yo tengo la respuesta: porque se lo enviaron aposta así para que diera ese resultado, que podrían "vender" a los colombianos como recurso a favor de Sigifredo López. El que tenga la más remota duda de que eso es así, de que el poder del gobierno aliado de los terroristas pagó ese "error" judicial me podría contestar, ¿por qué no encargan un nuevo peritaje al mismo FBI o a Scotland Yard? No hay que pensar mucho, no hace falta el peritaje, es obvio que el que planeó el crimen fue Sigifredo López. Pero hasta el último colombiano encontrará algún recurso para salvar la posibilidad de que sea inocente: el mejor es resistirse a que se evalúen de verdad las pruebas.

Obviamente, Sigifredo López quedará impune, pero quienes no deberían quedarlo son esos colombianos corrientes que toleran las mentiras descaradas de la prensa. Por ejemplo, ese dictamen del FBI consistente en declarar que el material no es válido da para que Semana publique un artículo titulado "Nadie entiende nada en el caso de Sigifredo López"
Se suponía que el dictamen del FBI sobre el cotejo de voces iba a definir el asunto. No fue así. El concepto de la agencia norteamericana fue favorable para Sigifredo López, pero no contundente: "El cotejo de la voz desconocida y la muestra de Sigifredo López resultaron en una probable decisión que no coincide", dice la traducción oficial. Aun así, y para sorpresa de muchos, la Fiscalía tomó la decisión de dictar medida de aseguramiento con detención domiciliaria contra el exdiputado.
Yo detesto la superstición y me siento mal cada vez que alguien dice cosas como que hay una ley de compensación o que "el tiempo de Dios es perfecto", pero al pensar en esa mayoría de colombianos que toleran la segura impunidad de Sigifredo López y la consideran como algo ajeno a ellos me quedo pensando que no quedarán impunes, que los terroristas se darán un festín en los próximos meses para que Semana se desespere por encontrar la paz y la reconciliación. ¿Alguien me podría explicar qué sentido tiene "El cotejo de la voz desconocida y la muestra de Sigifredo López resultaron en una probable decisión que no coincide"? Lógicamente ni la Fiscalía ni Semana ni nadie mostrarán el original inglés del que se desprende esa conclusión. Sencillamente no es nada, es una traducción caprichosa en un texto sin sentido del que el lector, fecodizado, obviamente, entenderá que las voces no coinciden. Dios mío, ¿qué cuesta encargar un dictamen en el que unos peritos autorizados digan QUE ÉSA NO ES LA VOZ DE SIGIFREDO LÓPEZ? Sencillamente cuesta la verdad: ésa es la voz de Sigifredo López; y el dinero del Estado colombiano se gasta en conseguir que quede impune, ¿o quién paga la pauta publicitaria de Semana?

El cotejo no realizado del FBI es favorable a Sigifredo López en la medida en que permite a los hampones de la Fiscalía, y después a los jueces correspondientes, decir que no quedó establecido que la voz fuera la del exdiputado, es decir, en la medida en que la corruptela judicial encuentra un camino para enmendar la metida de pata de algún fiscal honrado que se jugó la vida y la carrera haciendo frente a lo obvio. Las absurdas conclusiones de Semana se interpretan de forma conveniente para que la fábrica de rumores del Partido Comunista, que es la única tarea visible de las universidades públicas, divulgue que al líder "liberal" lo persigue quién sabe qué mano negra. En el mundo capilar de los blogs y las redes sociales se detectan esos rumores. Por ejemplo un tal Óscar Montes va un pasito más lejos que Semana.
De manera que las pruebas objetivas deberían ser valoradas de una forma distinta a las pruebas testimoniales. Y en el caso de Sigifredo sí que es importante tener presente dicha valoración, pues mientras la confrontación de su voz con la del supuesto contacto con las Farc, realizada por el mismísimo FBI, arrojó resultados contundentes a su favor, los testimonios que han surgido de un tiempo para acá parecen condenarlo.
Más adelante, el mismo personaje sale con que los montones de testimonios que bastarían para denunciar a Sigifredo López corresponden a gente que podría obtener beneficios penales por darlos. ¿Quién domina la justicia en Colombia? Da igual, los terroristas son poderosos y riquísimos y siempre encuentran canallas como este personaje, que a cambio de quién sabe qué incentivos propala mentiras repugnantes para dejar impune a un asesino. De paso, si hubiera justicia y si hubiera ciudadanía, valdría la pena preguntarse quién financia ese "Correo confidencial" que publica semejante infamia. Queridos lectores, obviamente Sigifredo López quedará impune, pero ustedes no deberían decir que eso se hizo a sus espaldas o que no sabían, porque cualquiera se preguntaría por qué no mandan de nuevo las pruebas a otros peritos, o siquiera se preguntaría cómo pudo confundirse tanto el fiscal para suponer que eso ameritaba encarcelamiento. Como paso hacia la impunidad, para la que se manda material inválido al FBI, a Sigifredo López ya le dieron casa por cárcel, beneficio que no se le ha dado a Bernardo Moreno, cuyo delito se desconoce, o a Alfonso Plazas Vega, cuyo delito fue impedir que una banda criminal diera un golpe de Estado y retrasar la toma del poder que conseguirían seis años después. Son ustedes quienes dejarán impune a Sigifredo López, no pueden culpar a nadie más. ¿Qué les cuesta comparar las voces del video con otras grabaciones del exdiputado? Es que ser aliado de los terroristas es más prestigioso y recomendable en un lugar como Colombia. Mejor no vean este video, podrían resultar demasiado complacientes con la "justicia" que dejará impune a ese monstruo.



En últimas, hace falta mucha mala fe para no reconocer el ambiente de los terroristas. Por ejemplo, William Ospina, que presenta un libro de López, es el autor de muchos textos de aliento a las FARC (como éste), no por casualidad le dio Chávez el premio Rómulo Gallegos. Por ejemplo, en el video del PC de Jojoy se alude al lugar por el que entra uno si es diputado, ¿quién va a pensar en eso salvo un diputado? Dicen que podría ser la voz de J.J., un terrorista muerto, pero eso lo podrían decir de cualquiera. Para eso habría que demostrar que J.J. conocía la Asamblea del Valle y desestimar todas las pruebas testimoniales que obran contra Sigifredo López. Es verdad que muchas personas distraídas podrán mantener sus dudas respecto a la voz, pero muchas otras no dudan. Sería sencillísimo conseguir un peritaje verdadero y no mentir sobre el inexistente del FBI, pero es obvio que un peritaje real no sería favorable a Sigifredo López, porque de otro modo lo buscaría la defensa. En últimas, la defensa de Sigifredo López se basa en la clase de gente a la que todavía puede engatusar Darío Arizmendi: los que no entienden la relación de Piedad Córdoba con las FARC a pesar de las inagotables pruebas. Da lo mismo, el tema de esta entrada es que Sigifredo López quedará impune porque no hay nadie capaz de exigir un peritaje verdadero. Porque en últimas los que no son completamente indolentes son los que buscan prosperar gracias a los crímenes terroristas.



2. TODOS LOS CÓMPLICES


Una señora me decía que lo que se opine sobre Sigifredo López es "subjetivo", tal vez aludiendo a que las consideraciones de cada persona estarán afectadas por emociones encontradas que impiden sacar conclusiones precisas. El asunto da para mucha discusión, pero me dejó pensando que esa señora, como de hecho la inmensa mayoría de los que leí en Twitter, no quiere prestar ninguna atención al hecho de que en ninguna parte se ha dicho que la voz de Sigifredo López no sea la del video. Tampoco responde nadie al hecho de que el FBI respondió que el material que le enviaron era inservible, y que por tanto no podía emitir dictamen. La prensa, como ya expliqué en mi entrada anterior sobre el tema, convierte ese resultado, obviamente buscado por la Fiscalía, en una exculpación del acusado.

Pero el asunto tiene tantas arandelas. La principal, como ya he explicado, es en mi opinión esa negativa a evaluar la realidad: "Eso es subjetivo" sólo significa "No quiero saber", y es exactamente lo que pasa con la mayoría de los que exculpan al exdiputado sin tener afinidad ideológica ni deber profesional: no quieren admitir que sencillamente todo es como se denuncia, que el tipo planeó el ataque y que obviamente el desenlace sólo podría ser el asesinato de los diputados. Eso alteraría su comodidad y les impediría seguir suponiendo que Colombia es un lugar normal como los que ven en las series de televisión extranjeras.

Pero hay muchísimos que saben bien que no hay dictamen del FBI y que los testigos guerrilleros son los que antes se van a desdecir porque tienen familia expuesta y ellos mismos sin duda reciben amenazas e incentivos. No son "falsos testigos", sino testigos que se desdicen porque los fuerzan a ello. Aun admitiendo que hubieran mentido, ¿para qué iban a admitir otro delito en lugar de mantenerse en lo que habían dicho? Bueno, esos que sí saben todo eso también saben que las amenazas de la Fiscalía contra esos testigos tienen por objeto acallar a los demás, a todos los que vieron a Sigifredo López en los campamentos guerrilleros, a sus paisanos que lo iban a ver visitar a su madre (cómicamente resuelto por la prensa con que las visitas las hacía un tipo parecido), el vendedor de frutas que lo vio dando órdenes a los guerrilleros, los que conocen la historia de su familia... Todo eso lo saben pero mienten por interés, y no es algo subjetivo sino un crimen deliberado, tanto del Fiscal general y sus subalternos como de todos los columnistas y redactores de la prensa y de otros canallas inesperados.

Por ejemplo, sabe muy bien que miente el redactor de esta noticia:


El FBI no descartó la prueba sino descartó el material porque no servía para dar un dictamen. Lo que buscan es transmitir la idea de la inocencia de Sigifredo López a partir de eso, pero ciertamente cualquier dictamen profesional demostraría que es su voz. ¿Por qué me asquea tanto la idea de que esos juicios son "subjetivos" y en cambio creo que la culpabilidad se demuestra OBJETIVAMENTE con ese hecho? Porque atiendo a la lógica: si un cotejo de las voces arrojara la información de que la voz no es la de Sigifredo López, sencillamente habrían mandado material útil o habrían buscado otros dictámenes hasta demostrarlo. La mala fe es evidente en la Fiscalía y en la prensa; no sólo por parte del redactor sino del director del periódico y aun del dueño.

Pero es que el video decomisado en el campamente de Alfonso Cano lo demuestra plenamente y el cotejo de las voces sería sólo una confirmación. Los invito a prestar atención, más allá del evidente parecido del timbre de la voz, de la entonación, etc., a las cosas que dice el que alecciona a los guerrilleros en este video (son sólo seis minutos) pensando quién podría ser, ¿cómo es que conocía tan bien el edificio, el entorno, los horarios, la vigilancia? ¿Cómo sabe por dónde entran los diputados? Sólo puede ser él. Para dudar de que es él hace falta renunciar a preguntarse quién es, unos por afinidad de intereses y otros por cobardía.

Esa cobardía se puede describir así, bueno, se describe así: admitir que eso ocurrió así los pone frente a un abismo aterrador sobre la maldad humana. Sobre todo, sobre la maldad que no pueden atribuirle a gente de otras razas o de otras condiciones sociales. De hecho es por lo que se niegan a ver la relación entre los columnistas de la prensa y los políticos con las bandas terroristas; el rechazo se les acaba con Piedad Córdoba, mujer y negra, y con Iván Cepeda, de look hippie al que pueden atribuirle que no se ducha y que fuma marihuana. Los seductores simpáticos como Sigifredo López, la clase de gente que les cae bien, no pueden ser capaces de algo así. Es una pasión "subjetiva", la realidad está ahí, es evidente, y para demostrar que el del video es Sigifredo López sólo hace falta que una entidad confiable coteje las voces.

Pero la labor de la prensa es impresionante, y muestra hasta qué punto colabora con el terrorismo, para los que no lo quisieron entender en los años del Caguán. Por ejemplo el angelito Herbin Hoyos entrevista a uno de los guerrilleros que testificaron contra Sigifredo López. Los invito a prestar atención a la entrevista para ver cómo orienta al rústico sugiriéndole las respuestas y tratando de dar por sentada la inocencia del exdiputado y convirtiendo en culpable a Gustavo Muñoz. Vale la pena repetir la pregunta, ¿qué interés tendría el exguerrillero en buscar a los medios para decir que mintió? Hace falta esa mala fe de la cobardía para no verlo. (Cómicamente, son los mismos que tratan de cobardes a Chávez y a Santos, el uno capaz de dar un golpe de Estado y arriesgarse a pasar la vida en prisión y el otro de burlarse descaradamente de quienes lo eligieron).

No es difícil imaginarse la vida del guerrillero y su disposición a "colaborar" con Herbin Hoyos. Pero es importantísimo notar que el "Cabezón" dice que la persona del video es un guerrillero como él, para eso se puede comparar la dicción, el acento, etc. de uno y otro. Bueno, y suponer que ese guerrillero, alias JJ, uno convenientemente muerto, conocía todas las rutinas de la Asamblea, los guardias, los horarios... Claro.

Insisto, para pensar que el que alecciona a los guerrilleros en el video es JJ hace falta mucha mala fe. Es lo que reina en Colombia y cuando una persona honrada obra con sentido común toda la chusma la persigue, como ocurre con el fiscal de Cali que dictó orden de captura contra Sigifredo López.

Las mismas búsquedas de Herbin Hoyos alientan al fiscal general: presten atención a la cantidad de mentiras que dice el relamido personaje. ¿Por qué no "filtra" el dictamen en el que se demuestra que la voz del que habla en el video no es la de Sigifredo López? ¿Por qué no habla de esa prueba? Basta esa prueba. Pero su cuento es que los testimonios no son creíbles (los testimonios de quienes se desdijeron persuadidos por quién sabe quién, para todos los demás está la amenaza de prisión). ¿Cómo que no hay cargo contra Sigifredo López? ¿Por qué no nos muestra un dictamen pericial en que se diga que la voz del video es otra? Con toda la tranquilidad, va diciendo que "pudo desvirtuarse totalmente esas imputaciones". El periodista en la frase siguiente, porque se trata de un complot criminal, declara que no era la voz. ¿Cómo que no era la voz? ¿Por qué no averiguan si es la voz? La obstinación del Fiscal en proclamar la inocencia de Sigifredo López lo retrata de cuerpo entero.

El lenguaje del periodista es de clara toma de partido, como hacen todos, sobre todo en Canal Caracol, y se obstina en buscar la culpabilidad del fiscal 38 de Cali y de Gustavo Muñoz. Cuanto más se aproveche la presencia del alto funcionario, con quien según José Obdulio Gaviria "volvía el Derecho", jurando que Sigifredo López es la víctima de los testigos, más se puede poner todo del revés y hacer que los pájaros les disparen a las escopetas.

Pero la hazaña de Sigifredo López no es cualquier bobada, y esa innegable complicidad del fiscal y de los "periodistas" muestra hasta qué punto Colombia es la patria del crimen y en realidad la gente que se opone a esas cosas es poquísima o no tiene ningún poder. Al respecto les recomiendo prestar atención a este video en el que Julián Hoyos, hermano del asesinado Jairo Hoyos, señala las relaciones de Sigifredo López con los terroristas.

Bueno, entre esa gente decente está el fiscal 38 de Cali, ya destituido y perseguido (en términos de intimidación descarada, con foto y todo, rodeado por un círculo que parece una diana, vean al respecto este video, como para que cualquier mamerto lo amenace o los terroristas lo maten). Por aplicar la ley y pensar que se podría castigar un crimen horrible terminó convertido en un paria.

Pero mucho más interesante es que en esa tarea criminal al Fiscal respetado por José Obdulio Gaviria lo ayuda la complicidad de los uribistas: ni el expresidente ni ninguna persona próxima han dicho nada sobre este caso de monstruoso prevaricato. Parece que colaboran por algún interés espurio, porque hace falta ser muy necio, manipulable e ignorante para no entender que no hay dictamen pericial sobre el cotejo de las voces y que es imposible que la persona del video sea otra. De hecho una señora no tuvo problema en publicar esto:


Es decir, ningún cuestionamiento a la responsabilidad de un criminal de pesadilla de la peor época del comunismo ni al prevaricato de los mafiosos de la Fiscalía, sino la ocasión de sacar partido de algún modo para que a los inocentes les den contentillo. Podría apostar a que las motivaciones del señor Uribe y su séquito son ésas. Mejor dicho, tengo razones para pensar que esa señora explicaba una actitud resuelta por arriba.

Me parece que como solución al rumbo siniestro de Santos son bastante dudosos. Claro que por eso fracasarán, pero verdaderamente es cosa de la ciudadanía capaz de confiar en ellos. Al hacerse cómplices de un crimen espantoso, del mayor atentado contra la democracia después del asalto al Palacio de Justicia, como es el prevaricato para proteger a una banda terrorista, pierden toda autoridad para defenderla, y terminarán aliados con Santos para acceder a algún ministerio: cada día es más claro que es todo lo que buscan.

3. LA ÚLTIMA CLAUDICACIÓN

Como se sabe desde el mismo día de la posesión, Santos busca negociar con las FARC. Ahora anuncian en forma de rumor que hay reuniones en Cuba, y uno se pregunta qué estaría pasando si en lugar de buscar esa concordia se hubieran concentrado los esfuerzos en someterlas. En la jerga de los delincuentes bogotanos la palabra impuesto designaba la parte del robo que se daba al policía, que terminaba siendo el socio del ladrón. No otra cosa hace el señor Santos, aliarse con los secuestradores para ayudarlos a volverse ciudadanos respetables a la fuerza, y en últimas hacerse su socio. (En un país legal nadie respetaría a León Valencia ni a los del M-19, la imagen de estar delante de quien ordenaba secuestros y asesinatos haría sentir mal a la gente: necesitan la violencia para que sea peligroso mirarlos como secuestradores y asesinos.)

La forma en que un gobierno sacrifica con todo el descaro del mundo su programa electoral y se compromete a someter las leyes al escrutinio de una organización de criminales cuya única legitimidad es el miedo que inspiran y la simpatía de la izquierda radical internacional, hará que todo el mundo se pregunte qué está pasando en Colombia. Lo verdaderamente maravilloso no es que los colombianos toleren que les "cambien el chip" y el gobierno practique lo que ellos querían evitar, el pastranismo, sino que el principal recurso de Santos para legitimar su política es perseguir a Uribe usando las acusaciones que se usaban contra él hace tres años por los falsos positivos. En aras de legitimar su curiosa variación, se desespera por encontrar pretextos para enlodar a Uribe. Es a su influencia a lo que se debe que en El País saliera este titular. Santoyo era tan subalterno de Uribe como de Santos; de nuevo, hábilmente, se explota algo con un sesgo calumnioso y perverso.

Pero el caso es que la negociación está aquí, y es una escenificación que requiere un plan minucioso y unos actores bien coordinados. Para las FARC sería una descortesía que se las considerara derrotadas, de modo que conquistan territorio y acumulan dinero a la vez que masacran y humillan a la fuerza pública. ¿Hasta qué punto quiere llevar Santos la derrota del Ejército? Al ejército desmoralizado lo reemplazarán las FARC, debería saberlo. Si no queda como un fracasado queda como el peor criminal, el que le abrió el camino a la tiranía totalitaria y a la mala literatura de las revoluciones tropicales.

Eso deberían preguntárselo los colombianos, ¿qué les va a pasar? Por pura lógica, hay que pensar que Santos busca el avance de las FARC. Si fuera un demócrata, se habría enfrentado con las cortes que encarcelan a Arias y dejan libre a Piedad Córdoba y habría convocado una Constituyente que lo dejara como el redentor del país. Pero prefirió legitimar toda esa red de complicidades del samperismo y hasta nombró en uno de los cargos más sensibles a una abogada cristiana que se enamoró de un guerrillero y lo acompañó a asesorar a los paramilitares puede que a cambio de una buena suma, pero persona del todo favorable a Ernesto Samper en su guerra contra Uribe. Santos llegó al poder a hacer la guerra contra el bando que lo eligió y para eso sacrificó la legalidad tolerando los desafueros crecientes de las cortes y favoreciendo a un señor de turbio prontuario cuya legitimidad electoral es ínfima. Eso es lo que tendrá que escribir cualquier historiador de finales de este siglo. Los que no lo quieren ver ahora, es porque tienen algún proyecto de vida en el que prefieren sacrificar las leyes y tratan de alcanzar el mayor confort posible en un mundo en el que no se cumplen.

Y es mi pregunta, ¿hasta cuándo van a quedarse los colombianos viendo en la televisión pintarse su ruina y humillación en ciudades dominadas por los asesinos, canonizados en aras de la paz? ¿Cuánta gente ha perdido a un ser querido a manos de las FARC? No, entiéndanlo, ellos no van a llegar a juntarse con los demás colombianos, sino a ocupar puestos públicos bien pagados y a recibir grandes sumas del gobierno, por ejemplo en forma de subvenciones a ONG y puestos en las universidades públicas, como de hecho ocurre desde los noventa con las otras bandas. Y desde esa posición de poder buscarán la paz con los que sigan luchando, para los que hay una fortuna incalculable esperando en forma de cocaína que se puede exportar a través de Venezuela, país que gracias al debilitamiento del ejército colombiano se convertirá en la potencia regional. Si varias personas soñaran con mejorar su condición social en los años setenta y se evaluara qué actividad resultó más eficaz, la respuesta inegable es: matar gente. A León Valencia y Angelino Garzón los lisonjean los oligarcas, si hubieran optado por poner un restaurante o una carpintería, serían pobres diablos de los que, si viven en regiones apartadas, terminan dejando ir a sus hijos a la guerrilla o a la mafia; la primera es una secta que a punta de adoctrinamiento e intimidación obtiene mártires adolescentes para el juego de poder de los oligarcas de la izquierda.

Pero ahí está, lo que los colombianos menos quieren es pasar incomodidades y correr riesgos, y hasta terminan creyendo en la propaganda de sus verdugos como los indios del siglo XVI terminaron creyendo en Dios crucificado. El día en que los engañan y se burlan de ellos, les infligen la mayor humillación, ya se admitieron inferiores. Eso es lo que pasa con la historia de Sigifredo López, que les dicen lo que deben creer y lo creen. Incluso los supuestos analistas críticos terminan favoreciendo un montaje burdo para no resultar extravagantes, intolerantes y sectarios. Por ejemplo, Alfredo Rangel:
Descubrir falsos testigos desbarata procesos de farcpolitica,pero no contra militares: libertad para Cnel Plazas acusado por falsos testigos.
Quiere denunciar el sesgo de los jueces diciendo una gran verdad, pero ¿dónde está la evaluación seria de los testimonios? Claro que hay muchas formas de sobornar o intimidar testigos para que digan que mintieron, o escoger entre todos los testigos a aquellos cuyo testimonio es evidentemente falso o se puede interpretar de modo que parezca falso, pasando por alto a muchísimos otros, como los pobladores de Pradera y Florida. ¿Por qué el señor Rangel va dando por sentado que son falsos o que no hay otros a los que no se interroga para producir el efecto de que el proceso era un montaje? El escándalo es que la supuesta conjura importe menos que el crimen que origina el proceso. ¿Qué fue lo que pasó realmente? ¿Quién es el del video? ¿Está demostrada la inocencia de Sigifredo López como para poder dar el caso por cerrado? Resulta que el coronel Plazas Vega está condenado y no es preso preventivo, y cuando uno pide que lo traten con la misma benevolencia con que se trata a Sigifredo López, que podría ser el del video y el que planeó el secuestro, está poniendo a Plazas Vega, un héroe nacional, por debajo de un criminal. Lo que hay que pedir es enviar a la cárcel a los que condenaron a Plazas Vega, porque esa condena es un crimen, una persecución política que envilece al Estado colombiano. Es esa resignación al corto plazo lo que lleva a confusión hasta a los más lúcidos comentaristas.

Lo que hay que pedir es que se demuestre la inocencia de Sigifredo López con algo más que la falacia de que ha sido víctima de error judicial, conjura, atropello, etc. Que uno pueda creer que ese futuro ministro realmente no planeó el secuestro de sus compañeros a los que acompañó hasta su lugar de cautiverio, con la necesaria intención de matarlos en algún momento porque sería imposible que vivieran y no lo delataran. Yo no lo puedo creer, me atrevo a decir que los que se niegan a creerlo realmente y no obstante no lo justificarían, son personas cobardes, que se esconden en una mentira en lugar de la certeza plena, demostrada por dictámenes periciales definitivos, de que hay un ciudadano que después de secuestrado fue encarcelado. Pero, acuérdense de mí, algún día alguien demostrará que la acusación era cierta: que Sigifredo López es el tipo del video. ¿Qué sentirán los crédulos? Deberían ir cayendo del zarzo. Hay un gran poder de los medios, el gobierno, las cortes, el clero universitario, la "izquierda" y hasta la Iglesia que busca que el tipo quede impune y maquina para que nadie se pregunte por qué no cotejan las voces, o por qué no enviaron una inspección judicial a interrogar a los testigos de Pradera y Florida. Con los aires de "paz" que hay hoy en día, los crímenes se multiplicarán porque pueden quedar impunes, y eso será mucho más terrible a medida que se aproxima la noticia oficial de la negociación y de su propósito y programa. Lo más importante es que la guerra no se acabe antes de las elecciones de 2014 porque Santos es listísimo y no va a cometer el error de Churchill. La agenda de paz es la agenda del asesinato permitido. Eso lo ha sido siempre desde Belisario Betancur, pero los colombianos se han dejado adoctrinar para estar siempre dispuestos a permitirlo.

Pero insisto en que lo más importante que ha ocurrido es lo de Sigifredo López, porque demuestra lo desprovista y acobardada que está la supuesta oposición. Ante el terrible prevaricato de no averiguar la verdad para no resultar linchado por los medios que, por suponer lo menos, comete el fiscal Montealegre, los críticos del gobierno ceden automáticamente, como Rangel, que da el caso por cerrado sin detenerse a pensar qué va él a decir cuando le pregunten si cree que Sigifredo López es culpable. Otro renuncio, es general.

Eduardo Mackenzie dedica una columna al tema, dando por sentada también la inocencia de Sigifredo López, y el caso por cerrado, e incluye esta frase:
La justicia colombiana tiene ahora la oportunidad de enmendar definitivamente esos errores y las faltas procesales cometidas en el caso del Coronel Plazas y reconocer plena y definitivamente que los supuestos “testigos” que la instrucción y la juez de primera instancia trataron de hacer valer no son más que falsos testimonios de la peor especie.
Nótese la expresión de cortesía: "Limpien la casa ahora, den ejemplo de que son justos y magnánimos". Sometiéndose a brindar reconocimiento a los que ordenaron la iniquidad de la condena contra Plazas Vega. ¿O es que Mackenzie desconoce la "Comisión de la Verdad" formada por tres expresidentes de la Corte Suprema de Justicia, cuyo informe está lleno de citas de dos autoras del M-19, y que fue concebida para que legitimara la condena contra Plazas Vega? El castigo por oponerse a unos asaltantes es terrible pero los que cometieron el crimen, antes los del M-19 y esta vez Sigifredo López, darán clases de moral.

Ya sé que pretende denunciar la iniquidad, también es un rasgo endémico: la transmisión solemne de la noticia de que está lloviendo. ¿Cómo va a ser posible que vayan ellos a la cárcel por aprovechar sus cargos para ejecutar una venganza política y Plazas Vega al liderazgo nacional que se merece?, eso es lo que Mackenzie no se pregunta. Mackenzie se presenta como su buen consejero, pero a quien deben oír es al policía que los capture. Es ridículo invocar la ley y la justicia cuando uno ha mostrado estar dispuesto a pasarlas por alto. Plazas Vega está preso por defender a la sociedad contra una banda criminal exactamente como hizo el fiscal de Cali que llevó a cabo la investigación contra Sigifredo López, el uno sufre la prisión a manos del hampa judicial; el otro, ostracismo a manos del poder terrorista que controla los medios y las redes sociales. El poder ha llegado con Santos a un grado superior, crea la realidad literalmente. Hay millones de entusiastas de la inocencia de Sigifredo López. No leen la prensa buscando información sobre lo que ocurrió, sino confirmación de lo que les vendieron como deseable. Leen la prensa para saber cómo va su equipo. El fiscal reconoció el error, ya podemos respirar tranquilos.

 No creo que esa actitud de Mackenzie vaya a dar ningún resultado, creo que hay que aplicarse en serio a defender la democracia, a abolir el poder terrorista que se hizo con el Estado en 1991. La actuación de la Fiscalía en el caso de Sigifredo López daría para denunciar al Estado colombiano, no en busca de indemnización sino para que todo el mundo viera en qué manos cayó la administración de justicia, pero parece que hay muchos que prefieren esperar a ver cuándo pueden negociar con los magistrados, a lo mejor cuando les salga un nuevo agravio que denunciar.

Más lejos va Rafael Nieto Loaiza, que ya en junio dio muestras asombrosas de su insobornable interés por la verdad.
Y de repente, acosada por los medios, la Fiscalía, en abierta violación a la reserva del sumario, filtra la “prueba reina”, un video en el que alguien que se ve de costado describe el recinto de la Asamblea y como podría realizarse el secuestro. La voz y el perfil de quien instruye podrían coincidir con los de López, sugieren. Pero no están seguros y hay testimonios de que el responsable sería un tal JJ, guerrillero de las Farc, con fisonomía parecida a la de Sigifredo. Y están los mensajes entre los comandantes del grupo criminal después del asesinato de los diputados, de los cuales se deduce que López sería inocente.
Por favor, lean de nuevo la frase en negrita y piensen en lo que preocupa a Nieto Loaiza que hayan asesinado a esos diputados. Vamos viendo que el que aparece en el video, JJ, obviamente muerto, no sólo se parece físicamente a Sigifredo López sino que tiene la misma voz, la misma dicción, el mismo lenguaje de político, el mismo conocimiento de la guardia que había en la zona y en el edificio, de las rutinas de los diputados, del sitio por el que entraba uno siéndolo... Es imposible dudar hasta tal punto de la inteligencia del señor Nieto Loaiza, que sólo pretende reforzar la presión de la prensa para dejar impune a Sigifredo López. Esclarecer el caso haría retroceder el crimen y el poder terrorista, pero ése es un objetivo que Nieto Loaiza sacrifica para que lo vean como magnánimo.

Ni cortos ni perezosos, los directores de Semana y hasta Pedro Medellín se han dedicado a acosar al fiscal Montealegre, en realidad para reforzar esa idea de que encarcelar a Sigifredo López y aun acusarlo fue el crimen. La misma desfachatez con que León Valencia da clases de moral y de democracia, con que Petro es una estrella parlamentaria que denuncia a los corruptos y gracias a eso llega al segundo cargo del país, con que tienen preso a Plazas Vega y encarcelan preventivamente por un largo período a Andrés Felipe Arias por delitos por los que, si lo fueran, deberían procesar a muchos otros ministros, incluido el actual. El que se somete a los criminales no sólo tiene que soportar su impunidad y su poderío, sino su desprecio. Es lo que espera a los colombianos por haber claudicado ante el poder de los medios en ese caso. Tal vez el mayor ultraje que ha sufrido la democracia colombiana en su historia, la impunidad descarada del responsable de secuestrar y asesinar al legislativo de un departamento, impunidad obtenida a punta de persuasión a pesar de que millones de personas pudieron ver por ejemplo el video del hermano de Jairo Hoyos, y aun analizar los motivos del hijo de ese diputado para hacerse tan entusiasta defensor de Sigifredo López. (Tienen que verlo, si no lo han hecho, lo dice todo: el señor Hoyos que habla, desapareció. ¿Por qué creen?)

Pero en fin, a Nieto Loaiza no le importa mucho que se esclarezca la verdad y acepta la versión del resto de la prensa. Pero no está solo, sus textos aparecen reproducidos en Debate Nacional, la página oficial del uribismo.

Claro que Nieto Loaiza es el mismo que en otra ocasión decía que "sólo los criminales desean que a Santos le vaya mal", cosa que convierte en criminales a quienes no quieren que premie los asesinatos y en anticriminales a los asesinos. ¡Quiero que te vaya bien, que desistas de ser tú, que no cumplas tus designios! Sólo expresa esa actitud tan corriente en el uribismo de buscar caminos de conciliación, de advertirle a Santos que podrían no votar por él en 2014, incluso, así, poquito a poquito, a admitir una negociación en la que los intereses del país estén bien defendidos y se escuche a la mayoría que no apoya la negociación y sigue aprobando a Uribe, más ahora que las encuestas le fueron mal a Santos. Una negociación controlada por ciudadanos capaces de hacer escuchar a la mayoría es peor que dejar a la otra generación esta guerra, como dice María Isabel Rueda.

¿Cómo es que los familiares de los diputados asesinados proclaman su fe en la inocencia de Sigifredo López? Pues porque el crimen no sólo sirvió para decapitar a la sociedad vallecaucana y mostrar el poderío de las FARC, sino también para someterla. Los familiares se acostumbraron a seguir la consigna de exigir la libertad al gobierno, con la promesa que les transmitía la esposa de uno de los secuestrados que les presenta a sus amigos y a los abogados que podrían presionar hasta que el gobierno negocie, y a partir de eso, de dejarse utilizar como elemento de presión, le entregan su vida a la conjura organizada. Eso se comprobó en los discursos odiosos y violentos contra Uribe de la madre, la hermana y los hijos de Íngrid Betancur. Pero es una vieja costumbre. Cuando al final del Caguán había cientos de alcaldes desplazados de sus pueblos, que en cierto momento se organizaron para exigirle al gobierno solución política negociada del conflicto social y armado. Con decir que uno de los fundadores de una organización de víctimas del secuestro, Asfamipaz, cuya líder, Marleny Orjuela, lo acompaña desde hace al menos una década, es Iván Cepeda Castro, ya podemos imaginarnos hasta dónde llega la capacidad de persuasión que tiene un secuestro. Y la amenaza de repetirlo, por ejemplo a algún niño. Ya se vio en El padrino, Los Soprano y en sus precursores, los bolcheviques que ejecutaron los procesos de Moscú.

En definitiva, hay una formidable conjura de los medios para tapar la impunidad de Sigifredo López y por eso mienten sobre el informe del FBI, como he explicado en mis entradas anteriores. Nieto Loaiza ya había mostrado sus pocas ganas de hurgar en esa información y se apresuró a comprar la invalidez del video dictaminada por el FBI. Y a partir de ahí, prácticamente todos los que escriben en las redes sociales.
La otra prueba alegada contra López ya fue desechada: el FBI no pudo afirmar que era de él la voz de la grabación en donde se explica a los guerrilleros la distribución de las oficinas en la Asamblea del Valle.
El FBI no pudo afirmar que ésa era la voz porque no la evaluó porque el material era inútil. La prueba desechada demuestra la mala fe de la Fiscalía, empeñada en salvar al exdiputado, no la inocencia de éste.

Pero todo eso es gravísimo, la dominación de una masa por una máquina de divulgar mentiras. Por ejemplo, el informe descrito en este video, que daba por demostrada la culpabilidad de Sigifredo López a partir del cotejo de su voz con la del hombre que habla en el video, sencillamente desapareció. ¿Cuántos columnistas han escrito sobre Sigifredo López y cuántos han intentado refutar el informe de ese video. Es evidente que quieren engañar. (Es corto, menos de dos minutos)



Una condena de Sigifredo López no sólo sería una cuestión de justicia sino un golpe a la máquina de dominación que tienen las FARC en el Valle del Cauca, que es la que permite el silencio generalizado sobre el tema del exdiputado, sino también contra la prensa que ha mentido sin cesar sobre el tema. Si alguien me mostrara una noticia de los grandes medios de junio de 2012, tras la detención, cuyo sesgo yo no pudiera demostrar, me retiraría de opinar. Los invito a buscar en google cualquier noticia de cualquier día en algún medio del poder en que se habla de Sigifredo López en que no se intente favorecerlo. La gente se deja manipular.

Renunciar a aplicar la ley y a esclarecer la verdad, como hacen casi todos los colombianos pues casi ninguno quiere saber quién cometió eso, si el cotejo de voces es definitivo (como debería serlo) y si por tanto la inocencia del tipo es incuestionable, parece un atentado contra la presunción de inocencia. Realmente es un atentado contra la presunción de estupidez de la gente, atreverse a pedirle que piense un poco en lo que le dicen.

Naturalmente, la negociación de Santos con las FARC no será contestada por varios millones de manifestantes, y con toda certeza ni siquiera por varios cientos. La novela de Sigifredo López sirvió a los medios para estar de parte de los que quieren negociar, después de acompañarlos en la cruzada por la liberación del prócer. El señor Uribe siempre está a la defensiva, y realmente no tiene ganas de castigar la inagotable lista de prevaricatos del poder judicial, sino de buscar la paz entre el pueblo y las autoridades a través de la solución política negociada del conflicto, pues ¿en algún país democrático del mundo tienen derecho los jueces a prevaricar sin que sus víctimas pretendan que se castigue ese delito?

Me han dejado impresionado los que invocan la presunción de inocencia de Sigifredo López. Es la que exigen los medios, a costa de no llevar a cabo las pruebas, que por lo demás nadie pide. No quieren saber qué pasó, creen que generan menos disenso "practicando" el "deje así", y sólo expresan a la perfección el espíritu con que se claudicará ante las FARC, pues el secreto de la negociación es crear un vasto partido hegemónico de "centro izquierda" a partir de la negociación, el cual incluiría a congresistas con relación con el Partido Comunista y las guerrillas, léase a Iván Márquez y otros pensadores del tipo de los que publican en Razón Pública. Un partido hegemónico controlado por los Santos-López-Samper, presente en todas partes en forma de exguerrilleros y funcionarios revolucionarios, los fecodistas pero con el papel que tienen en Venezuela actualmente, y unos partidos para el decorado, como en la Polonia comunista había partido campesino y partido demócrata cristiano, que siempre votaban lo que mandaban los comunistas.

Ya lo saben, claudicaron fatalmente ante las FARC el día que no quisieron buscar la verdad y la justicia, el día que creyeron las citas tendenciosas de los propagandistas de la prensa, en lugar de buscar dónde están los argumentos actuales que refutan las acusaciones que la misma Fiscalía produjo, y por qué no se presta atención a todos los demás testigos, sino que se los incomoda. En lugar de creer los parrafitos de Semana o de los columnistas, deberían pensar cuándo fue refutado lo que dijo la misma Fiscalía. Léanlo. (Enlace documento Fiscalía.)
4. PODER, PRESTIGIO, PERSUASIÓN

Me desconcertó un poco leer en alguna parte que el poder del Estado es ante todo poder espiritual.  Pero pensándolo mejor resulta algo claro: por mucho que la fuerza sea el "argumento" que en últimas cuenta, no bastaría para mantener la estabilidad de un orden social determinado. Es necesario que los súbditos de una autoridad la reconozcan y con ese fin hay toda clase de elementos legitimadores, desde la ostentación de joyas y prendas suntuosas hasta las leyendas sobre su origen, pasando, claro está, por la poesía épica, que no en balde es señalada por muchos autores como el verdadero origen de las naciones.

Ese rasgo del poder evidente en las sociedades arcaicas no podía ser diferente en las modernas, en medio de cuya complejidad destacan grupos dominantes que deciden el rumbo del Estado. Esos grupos ejercen su mando sobre la sociedad a través de los medios de comunicación social, que, ante la "disponibilidad" del poder político, terminan siendo el verdadero poder. Entender su papel en la vida colombiana actual es esencial para saber qué está ocurriendo y qué ocurrirá. A las castas sacerdotales y las liturgias de la época en que la religión era la primera función del Estado las reemplazan hoy los grupos económicos, que en Colombia tienen por principal industria el control del Estado. No es nada especial, el hombre más rico del mundo, Carlos Slim, no ha inventado nada ni produce nada en un contexto de competencia, simplemente maneja relaciones con gobiernos que le dan licencias para sus empresas.

Esos medios de comunicación surgen del mismo poder y son ante todo una formidable máquina de propaganda. Cuando se consigue ver qué pretenden, adónde quieren llevar a su público, se entiende cuáles son los planes de los dueños del poder, los grupos dominantes: clanes, castas, logias o agrupaciones de diverso signo. En la historia de Colombia se podría hablar más bien de castas, aunque en su interior haya diversos clanes a veces enfrentados y a veces capaces de cooptar elementos externos.

¿Quién posee los medios de comunicación en Colombia? La mayor concentración está en manos del clan López-Samper, asociación familiar que opera desde el siglo XIX, cuando los ancestros de los actuales mandamases compartían negocios en Honda. Son los dueños de Semana y tienen una notable influencia en El Espectador y Caracol TV. El propietario formal de estos medios es el Grupo Santodomingo, pero su asociación con los López y Samper es muy antigua. La familia Santos, antigua propietaria de El Tiempo, también está asociada a ese clan y el actual director de Semana es el hijo del antiguo director de El Tiempo, el hermano mayor del presidente. Este periódico lo posee actualmente Luis Carlos Sarmiento, pero su influencia en la línea editorial depende en últimas de su lealtad al gobierno, que es el principal anunciante, por no hablar de otros negocios desconocidos. Lo mismo se puede decir del otro gran canal de televisión, RCN, algo más que dócil en su afinidad con el gobierno actual. En cuanto a Caracol Radio, la asociación del Grupo Prisa, su propietario, con el Grupo Santodomingo y los Samper es de larga data, y la compra de la cadena radial corresponde a una especie de riesgo compartido

Es decir, en lo esencial los medios colombianos presentan un sesgo a favor de sus dueños, lo que no sería nada sorprendente de no ser por su absoluta concentración, y sobre todo por la concentración de los recursos económicos en el Estado. Los clanes mencionados dominan a la vez el gobierno y el control ciudadano al gobierno, desde el gobierno pagan con recursos públicos su propaganda y no encuentran respuesta porque la gente parece no entender que aquello que publican está lleno de intención. De hecho, no recuerdo casi a nadie que vea un mismo plan en esos medios, por mucho que se demuestre que los mismos que los controlan tienen un pasado característico. Da lo mismo: la relación entre la propiedad de los medios y su orientación es invisible para los colombianos. Recuerdo el escándalo que se armó cuando cerraron la revista Cambio, órgano redundante dirigido por samperistas cuya circulación no justificaba que se publicara, ni siquiera a pesar de la pauta que pagaba el Estado. No faltaron los farianos que clamaron contra la "censura". Pero cuando se denuncia la abierta propaganda terrorista en que incurren, entonces todos salen con la pluralidad informativa.

Entender lo que dicen los medios colombianos sobre las guerrillas es entender el sentido que tienen estas bandas, pero ¿quién va a explicarles a los colombianos que a Antonio Caballero lo publican porque sus diatribas convienen a los dueños de la revista? Este rebelde profesional es el modelo de la mayoría de los "creadores de opinión". Si se ve que el premio de los crímenes terroristas es una misión obsesiva de los tres grandes medios escritos bogotanos, de la televisión de Santodomingo y ahora de la de Ardila Lülle, viene a resultar que las bandas sólo cumplen una labor al servicio de esos dueños de los medios, cuyos intereses saldrían reforzados en la negociación. Por eso durante los años del Caguán se leían órdenes directas de cometer asesinatos en las columnas de Alfredo Molano, Sergio Otálora o Antonio Morales en El Espectador. Hoy en día se trata de "aportar" justificaciones para premiar a las FARC, que pueden ser comparar a "Timochenko" con Mandela, como hace Natalia Springer, o proponer nuevos despejes, como hace otro sicario. De hecho, el actual director de El Tiempo empezó su carrera en la revista del M-19 y formaba parte de los comités temáticos del Caguán.

Perdón por ser redundante, pero es algo respecto de lo cual uno encuentra siempre una ceguera especial de los colombianos. Durante los años del Caguán aquello que para un habitante de un país civilizado es obvio (y aun escandaloso suponer otra cosa), que prometer premiar los asesinatos sólo conduciría a multiplicarlos y significaría el fin de la democracia, era anatema en la prensa colombiana. Ese mismo sentido tiene hoy lo que se publica en ella: alentar el terrorismo para obtener ventajas en una negociación. Ya los asesinatos del M-19 y su socio Pablo Escobar trajeron, con la Constitución de 1991, la multiplicación del gasto público, es decir, de las rentas y el poder de los dueños de la prensa y su vasta clientela a costa del desarrollo del país, la orgía de asesinatos que buscan ahora con el pretexto de que es urgente negociar les aseguraría mucho más poder y control.

Y siendo que los medios publicitan lo que interesa a sus dueños, habrá que ver cómo lo hacen, porque hay una parte de seducción y otra de persuasión, y combinadas producen un mainstream de opinión que responde a sus estímulos. A veces siguen al público para no perderlo, pero pronto lo recuperan: el horror de las fotos de Íngrid Betancur en 2008 motivó un gran rechazo a las FARC que determinó que esos medios apoyaran la marcha del 4 de febrero, obviamente tratando de convertirla en un movimiento por la negociación (tal como las marchas del No Más del 97 sirvieron de preludio al Caguán por mucho que buena parte de la clase media que participó en ellas esperaba un cese real de los crímenes). Así, El Espectador la convirtió en marcha por el Acuerdo Humanitario:



Pero esos casos en que complacen tendencias del público para desviarlas son más raros, lo habitual es que simplemente orienten la opinión con métodos de seducción directa. Por ejemplo SoHo es una especie de burdel virtual, cuyo "encanto" no excluye la pederastia, como se puede ver leyendo el texto que acompañan a esta foto:






El director de la revista es un miembro de la familia Samper cuyo "humor" es, como "La Luciérnaga" o los dibujos de Vladdo o Bacteria Opina, pura violencia virtual al servicio del interés de la familia, de los Colombianos por la Paz (grupo al que pertenecen tanto Vladdo como Darío Arizmendi) y en general de... eso, del intercambio humanitario y la solución política negociada del conflicto social y armado. La risa es (al igual que la exhibición del cuerpo femenino), un recurso fácil por el cual se llega a las mayorías y se genera la ideología que interesa al poder. Por ejemplo, la imagen de abajo forma parte del blog de un progresista de ésos. El populacho siempre va a donde hay imágenes sugerentes y risa fácil.




Acerca de la ideología de SoHo y del objeto último de sus seducciones, que no es, como muchos creen, sólo vender revistas o anuncios, sino atraer público para Semana y adherentes ideológicos que terminan votando por el progresismo ya publiqué una entrada en este blog hace unos años. Pero si se interesan por su creatividad o su calidad, es una distracción gravísima no conocer este blog: Fotocopias colombianas.

Esos datos ya orientan ampliamente sobre el sentido de los medios colombianos, pero la promoción de ideología, de un discurso indistinguible del chavismo y que en un país civilizado sería con frecuencia algo muy despreciado y ligado a medios marginales, cuando no objeto de atención de la policía y los jueces, es obsesiva y no desdeña recursos. Se podría hacer algún estudio sobre las telenovelas, en las que se encontraría lo mismo. Al menos el actor que encarna a Pablo Escobar es activísimo en Twitter: otro adalid cívico que dedica su tiempo libre a maldecir a Uribe con falacias del más burdo sicariato, y que con eso consigue además de reconocimiento, excelentes relaciones con los que influyen en los castings de la televisión. Eso por lo demás es común a la farándula local, no en balde es el país de los "lambones".

Aparte de la pornografía, el escándalo y las burlas ofensivas que halagan a la peor chusma, los medios colombianos tienen otro medio de seducción particularmente eficaz: la indignación. En realidad es lo mismo que la pornografía y el "humor", algo montado sobre un engaño: el halago, las víctimas del "ingenio" de Samper Ospina son a menudo personas que despiertan envidia en el público, personas de mejor condición social y económica, que resultan despreciables gracias a que el patán que lee al gran poeta se incluye sin darse cuenta en el Dream Team de los que reciben favores de las modelos, cosa que en la realidad está lejísimos de ocurrir. Eso mismo pasa con la indignación, la gentecita menos digna de consideración oye o lee a los abanderados de la justicia y de repente resulta moralmente perfecta pero afectada por los desafueros de quién sabe qué enemigos. Lógicamente, los malos son los que no convienen a los dueños de los medios y del poder político. Vale la pena ver este "mensaje" del típico "intérprete de la angustia popular"



La cosa no es para bromas, el video ya tiene más de 243.000 reproducciones en YouTube. Creo que es difícil encontrar un ejemplo más claro del modo en que la indignación es una forma de halagar al público y hacerlo compartir una superioridad moral tan grata como participar del ingenio de los humoristas o de las danzas sinuosas de las modelos. De paso el prócer señala a Andrés Felipe Arias, con alias y todo, como un delincuente, cosa que su público se traga sin mucha reflexión: el delito de Arias es incomodar a los que le pagan a este payaso, lo más parecido que hay en la Colombia de hoy a Hugo Chávez.

Bueno, hay algo innegable en la relación de la prensa colombiana con los portavoces urbanos del terrorismo, y, como ya he señalado, eso nos debería hacer pensar sobre la verdadera naturaleza de las guerrillas. ¿Por qué tanto El Espectador como El Tiempo publicaron editoriales apoyando la iniciativa de Piedad Córdoba de comunicarse con las FARC para pedirles un intercambio humanitario que era lo que pedían las FARC? Era obvio que se trataba de legitimar a las bandas terroristas, pero ¿no es lo que hace la prensa día a día? Se dirá que hay algunos columnistas hostiles a las FARC y el ELN, pero por ejemplo en Semana no lo es ninguno, y en El Tiempo cuando escribe José Obdulio Gaviria hay otros cinco comunistas radicales en la página de opinión. Si no abrieran de vez en cuando la puerta a gente que expresa el sentido común de la mayoría, sería más evidente su sesgo.

Pero no hay que complicarse mucho la vida. Héctor Pineda, un asesino del M-19 que participó en el engendro de 1991, cuenta sin incomodarse demasiado:

Al final de la guerra, cuando regresé a mi tierra con la buena nueva de la paz, Pedro Bonett, el abogado del Grupo Santo Domingo, imagino que con el beneplácito del "jefe invisible", nos acompañó en el periplo de la política como senador de la bancada del M-19.
Eso son, tras la retórica de la lucha de clases y la indignación antipolítica y anticapitalista sirven a la conjura de los grandes poderes cuyos negocios consisten simplemente en el control del Estado. Las relaciones del samperismo con las FARC, cada vez más evidentes, sobre todo gracias a la abierta representación que hace al funesto expresidente de Chávez en Colombia, remite de nuevo a esa relación. La ideología totalitaria es un buen pretexto para expandir el gasto público, a través del cual se aseguran los negocios de los dueños de los medios, y para mantener cebada a una clientela que se forma casi automáticamente gracias a que cristaliza sobre el molde atávico de la sociedad de castas colonial (razón por la que tiende a ser dominante en Bogotá y más difícilmente en otras regiones).

El terrorismo es pues clientelismo armado y un recurso de la casta dueña del país, que por eso concentra su odio en el expresidente Uribe, porque fue el único que hizo frente a los proyectos de refundación basados en el premio del crimen. Los medios son para sus dueños, además de, como ya he explicado, una formidable máquina de propaganda, un medio de intimidación. ¿Qué mejor ejemplo que la última columna de María Jimena Duzán, siniestro personaje que fue nombrada cónsul en Barcelona para complacer a las FARC: con el pretexo de la fallida reforma, acosa al fiscal para presionarlo para que libere a Sigifredo López (es el sentido de ese artículo).
Si para el fiscal Montealegre estos orangutanes modernizan nuestro estado de derecho, entonces ya no sorprende su obstinación por inculpar al exdiputado Sigifredo López, a pesar de que todas las pruebas que tenía contra él se le han deshecho.
¿De qué modo se han deshecho? Gracias a la magia de los medios: la voz del personaje que habla en el video que publicó la Fiscalía es la de Sigifredo López, así como la dicción, la prosodia, etc., y cualquier cotejo profesional lo confirmará. La afirmación de la figurona terrorista se basa en la multitud de mentiras que han publicado los medios, la principal de las cuales es que el FBI emitió un dictamen favorable, cuando simplemente señaló que el material que recibió no servía para hacer un cotejo.

En esa misma campaña, Semana publica un artículo de Daniel Coronell que valdría la pena desmontar de no ser porque esta entrada ya es interminable. "La Fábrica Nacional de Testigos" sólo se ocupa de uno, un antiguo miembro de las FARC al que no les habrá costado nada amedrentar o comprar, o ambas cosas, para que se desdiga. Por ahí descalifica a decenas de testigos de todas clases, incluido un vendedor de fruta que vio a Sigifredo López dando órdenes. Obviamente no dice nada del cotejo de voces que rehúyen: el arte de Coronell es brindarle a la masa de mediocres tinterillos parásitos que sirven de base social al régimen y a las bandas de asesinos que lo sustentan supuestas pruebas de calumnias. Ese artículo es un ejemplo típico, ¿qué denuncia? ¿Cuál es el delito de Muñoz? ¿Qué pretende demostrar con las "pruebas" que aporta? Sólo consigue que un público previamente aleccionado, de arribistas y lambones, crea que se han desvirtuado las decenas de testimonios que inculpan a Sigifredo López, por no hablar del problema del cotejo.

(Publicado en el blog Atrabilioso el 4 de julio de 2012.)

5. EL OMINOSO SILENCIO EN TORNO AL CASO DE SIGIFREDO LÓPEZ

Desde la toma del Palacio de Justicia por el M-19, que fue el comienzo del proceso que conduciría a la Constitución de 1991 y a la implantación del régimen actual, no ha ocurrido nada más grave en Colombia que el montaje de la Fiscalía para dejar impune a Sigifredo López, sobre todo si se tiene en cuenta el crimen de que se lo acusa. Como el asalto ocurrido hace ahora veintisiete años, también es una toma de rehenes por parte de una organización guerrillera, la diferencia es que esta vez el asesinato lo cometen los terroristas sin ser atacados y que finalmente el motivo del crimen se esclarece: no podrían liberarlos porque delatarían a Sigifredo López, y no podían mantener a éste oculto eternamente cuando tenían la ocasión de convertirlo en una figura pública de gran utilidad.

Pero se atravesó el hallazgo del video y un fiscal que creyó que su trabajo era aplicar las leyes, aparte de infinidad de testigos que dejaban ver lo obvio, lo que el video demuestra sin ningún género de dudas. ¿O alguien se imagina que hay una persona que tiene el mismo defecto de pronunciación de Sigifredo López, conoce la Asamblea por dentro, habla con gran soltura y con el mismo tono de voz del exdiputado y hasta comparte rasgos físicos con él?
Tan abrumadora era esa prueba y tan clara para el fiscal de Derechos Humanos de Cali, que ordenó la detención del acusado. Al respecto es muy interesante el auto de la propia fiscalía: ¿por qué hay gente que se niega a entender que los testigos intimidados pueden desdecirse pero sus testimonios son irrefutables porque no puede haber ninguna mente maquiavélica inventándose esas historias?

Lo que llevó a los testigos a desdecirse se evidencia en este video: mientras que el hermano del diputado Jairo Hoyos, que vive en Estados Unidos, señala los motivos por los que cree en la culpabilidad de López, el hijo, concejal, probablemente intimidado y clientelizado por el Frente de Víctimas, dictamina por encima de los testimonios y la evidencia de los sentidos. El hermano desapareció pronto de la escena pública, seguramente persuadido de los problemas que podría ocasionarle a su familia en Colombia su denuncia del pasado de Sigifredo López.

De tal modo, se puede decir que la trama del poder en Colombia quedó al descubierto: por una parte, podría ser que la condena de Sigifredo López pusiera en evidencia muchas complicidades de políticos próximos a la camarilla oligárquica, pero también que fuera una condición de las FARC para darle a Santos ese balón de oxígeno de la promesa de negociar y regalar a los colombianos el anhelado "derecho fundamental a la paz". El caso es que la prensa y el poder judicial adelantaron un montaje descarado para dejar impune al exdiputado, en el que destaca la ocultación de informaciones como ésta:


Para no extenderme en este punto, los invito a recordar las noticias que leían hace unos meses o a leer mis artículos anteriores sobre el tema. Lo que hace la diferencia de Colombia con cualquier país civilizado es la ausencia de crítica: a nadie le importó el montaje. Los supuestos críticos del gobierno de Santos corrieron a "comprar" la leyenda de la "fábrica de testigos" sin que a nadie le interesara decir otra cosa. De cada cien tuiteros críticos del gobierno, unos veinte proclamaron entusiasmados su apoyo al exdiputado y los demás callaron, sin que se pueda decir que siquiera uno de cada cien mostrara alguna incomodidad por algo tan descarado. Los columnistas fueron aún más lejos, por ejemplo, Eduardo Mackenzie
Ahora que nos acercamos en Colombia a una especie de consenso en torno de la existencia de un verdadero mercado ilegal de falsos testigos en el medio judicial, a raíz del descubrimiento de los falsos testigos que intervinieron en el caso del ex diputado Sigifredo López, vale la pena recordar el caso aún más grave y escandaloso que existe en Colombia en esa materia: el proceso del Coronel Alfonso Plazas Vega.
No voy a poner en duda la buena fe de Mackenzie, pero ¡qué llamativo que a NADIE le interesara denunciar el montaje, por mucho que se insistiera y se insistiera! Ante datos como ésos, el pretexto de los uribistas es que hay que respetar la presunción de inocencia, posibilidad que nos remite a un mundo absurdo en el que se inventaron una idiotez como el derecho penal: nunca se podría condenar a nadie, porque al hacerlo se estaría vulnerando su presunción de inocencia. Bah, eso ya es ir demasiado lejos: para respetar la presunción de inocencia ni siquiera hace falta preocuparse por averiguar lo que ocurrió ni la responsabilidad de nadie. ¿O alguien recuerda a algún político de algún nivel o a alguna persona próxima a Uribe que se interese siquiera vagamente por ese caso? El que lo recuerde podría mostrármelo en un comentario a este escrito.

Ricardo Puentes Melo, que sí ha publicado escritos sobre el tema (aunque también reprodujo una perla estremecedora de un uribista que defiende con fervor a Sigifredo López, Rafael Nieto Loaiza) me dice que él es uribista y que por tanto no se puede decir que los uribistas no se interesen por el asunto. Para eso yo conozco a muchos alemanes, ¡NINGUNO! de los cuales tuvo nada que ver en la invasión de la URSS, por lo que debería pensar que es falso que los alemanes invadieran la URSS.

Claro que respecto a ese desinterés de Uribe y su séquito me dice Puentes que el expresidente no tiene por qué atender a todo, como si fuera algo como el caso Colmenares (ejemplo que también puso) o las rivalidades de Protagonistas de Nuestra Tele. Da la impresión de que el crimen de los diputados del Valle fuera cualquier riña callejera y sobre todo que el montaje para dejarlo impune fuera como cualquier otro prevaricato de los que sin duda definen la mayoría de las resoluciones judiciales colombianas. Más enternecedor aún: Uribe y todo su séquito callan sobre ese asunto por su sentido de responsabilidad: ¡no van a verter calumnias sobre un ciudadano que merece la presunción de inocencia!

Esa reacción del uribismo me hace pensar en dos cuestiones muy importantes. La una general, su nulo interés en cuestionar el sistema. Por eso se entusiasmaron con Viviane Morales cuando fue nombrada fiscal y después con Eduardo Montealegre, con quien "volvía el derecho", según José Obdulio Gaviria. Por eso siguen apegados a los partidos "uribistas", que acompañan a Santos en todos sus desmanes. Por eso el olvido de tantos y tantos crímenes del poder judicial, como la "Comisión de la Verdad" que nombraron para justificar la sentencia contra Plazas Vega. Frente a la Constitución del 91 y el régimen que dejó, el uribismo tiene una actitud complaciente, por eso no la cuestionó mientras Uribe fue presidente, ni lógicamente cuestiona a las autoridades judiciales surgidas de ese engendro. Más allá, el uribismo no entiende que esa Constitución fue la primera cuota de la conquista del poder por los comunistas. O tal vez sí lo entiende pero sólo tiene urgencia de ocupar cargos públicos dentro de ese orden.

La otra cuestión es una probable componenda secreta para hacer una oposición "llevadera", que no plantee realmente deslegitimar al gobierno y el legislativo y su alianza con los terroristas, sino sólo lloriquear y dar consejos. Ese silencio inquietante sobre el mayor crimen de la historia colombiana de las últimas décadas es una muestra de eso, como también la negativa a plantear las elecciones de 2011 como un plebiscito sobre el cambio de rumbo de Santos o a denunciar la financiación de las candidaturas inviables que permitieron ganar las elecciones a Petro, así como la negativa a romper con la U y deslegitimar así al poder, dedicado a entregarle el país a los terroristas.

Si uno se pregunta para qué era toda la persecución contra el uribismo no será difícil concluir que se buscaba neutralizarlo como oposición: las interceptaciones del DAS sirven de pretexto casi absurdo para tener a la Comisión de Acusación de la cámara como espada de Damocles sobre Uribe, que al no plantearse deslegitimar el sistema ni cuestionar a los jueces tiene que ceder de alguna manera. De hecho, el asunto no volvió a aparecer en los medios. Claro que es algo que no se puede demostrar y por tanto tampoco se puede creer a pie juntillas: lo único que da que pensar es esa complacencia con un crimen monstruoso que se comete en las narices de todo el mundo. Y por otra parte, si esa componenda fuera cierta, obviamente no publicarían un documento mostrando el acuerdo sino que seguirían fingiendo desavenencias.

Pero todo eso en últimas carece de interés: el que quiera oponerse a Santos debe saber que el partido de la U lo arropará hasta el final y que Uribe y sus amigos no lo dejarán. Esa seguridad del acuerdo se puede detectar en esta entrevista a Roy Barreras, que cuenta con la permanencia de Uribe como referente de la U.

Es decir, el silencio ante un hecho que habría conmovido hasta sus cimientos a cualquier país y que en Colombia pasa como un detalle de la página de sucesos deja ver de nuevo al uribismo como una pseudo-oposición, que ante la reelección de Santos colectará votos de descontentos para legitimar una segunda vuelta en la que la victoria de Santos estará legitimada. ¿O quiénes creen que serán los candidatos del Partido de la U al Congreso? Claro que Uribe o sus amigos conseguirán avales de ese partido, pero el sistema de asignación de escaños es tal que aun con un triunfo rotundo serían una minoría ínfima en un Congreso controlado por las maquinarias. 

6. Sigifredo López en Twitter

1. El Estado al servicio del crimen
Tras salir de la cárcel, Sigifredo López, entre otras muchas actividades, como participar en una marcha de las víctimas organizada por el otro prócer, Herbin Hoyos, abrió una cuenta de Twitter en la que exhibe su cultura y de paso su amplitud de miras: además de hablar con autoridad como víctima veterana, da RT a cuentas que publican citas de Borges, además de personajes como @Ismene2 (cuya "bio" es somera: "mamerta"), @ConstanzaVieira (hija de Gilberto Vieira, el fundador de las FARC, el que introdujo al PCC en la industria de la cocaína) o @PetroGustavo.

Recientemente me mencionó:
Cada perla de este hombre es de verdad fascinante por lo que llega a decir, pero no por alguna aptitud especial que tenga, sino por lo estéticamente admirable de su situación, y no me refiero a su situación personal sino a la del país en el que ocurre su caso.

En efecto, la negociación de "paz" de Santos no es funesta, como creen los bobos, porque vaya a dejar impunes a los terroristas, o a permitirles ser candidatos a cargos de elección, pues todo eso tendría poca importancia si se desmovilizaran, se disolvieran y entregaran las armas. La alianza con los terroristas es funesta porque convierte al Estado en un apéndice de la organización criminal.

La mecánica de ese proceso no la puede ver la gente rutinaria que ve el mundo sin asombro y lo concibe creado y con un orden interno que por algún capricho divino no funciona en Colombia (pero sí en Venezuela, donde el candidato Henrique Capriles declara que "El tiempo de Dios es perfecto"). Si uno pregunta ¿cuál es el sentido del Estado?, cada uno tendrá una respuesta, o se quedará tranquilo sin ninguna. Pero el sentido de esa organización es aplicar las leyes. Cuando un gobernante renuncia a aplicarlas para aliarse con quienes las transgreden, su función, por mucho que no se dé cuenta, que nadie se dé cuenta, es servir al crimen. Lo expliqué en este texto de hace varios meses.

Sencillamente, el policía que protege al ladrón deja de ser policía para simplemente servir al delito. Es exactamente la situación del poder en Colombia respecto a las bandas de asesinos: la tarea fundamental del gobierno de Santos es legalizar los capitales mal habidos de las FARC y permitirles asentar su poder. Con ese fin persigue a todos los funcionarios del anterior gobierno que podrían incomodar a la banda, dedica una buena parte del presupuesto a pagar calumnias y falacias en la prensa, siempre en contra del anterior gobierno y a favor de los terroristas y aun comete otros delitos para favorecerlos.

El motivo es bastante claro: la cocaína, la extorsión y la minería ilegal generan unos capitales tan grandes que no hay Estado que se les resista. Santos ha disfrutado de la extrema benevolencia de periodistas y jueces durante casi tres años gracias a esa alianza con quienes los enriquecen, a la vez que todo el Congreso sale enfervorizado a aprobar sus leyes (la persecución contra Pastrana de los dirigentes del conservatismo es uno de los episodios más increíbles de esa situación).

La impunidad de Sigifredo López forma parte de esa negociación, era indudablemente una exigencia de los terroristas y la obstinación de la prensa en mentir sobre el informe del FBI o en encontrar hasta un hombre muy parecido a él que declara que pasaba por donde el antiguo diputado era visto a menudo yendo a visitar a su madre lo demuestra.

Pero en fin. Ahí lo tienen: la Fiscalía ya no está para averiguar cómo ocurrió el milagro de que las FARC secuestraran a un hijo de un guerrillero que fue alcalde de un pueblo controlado por las FARC y era señalado por su proximidad con la banda para después liberarlo una vez que fue el único que se salvó de la ejecución en masa, sino para investigar a quienes pueden molestar al nuevo amigo del gobierno.

2. Líder de las víctimas
Un tuitero le pregunta sobre la impunidad de las FARC, a lo que con la autoridad que le da su experiencia de secuestrado por la guerrilla y por el Estado le responde:
Claro que antes de que a algún militar se le ocurriera mandar a la Fiscalía el video comprometedor y a algún fiscal se le ocurriera encarcelar al evidente protagonista, el hombre era firmante de la correspondencia de Piedad Córdoba y su grupo con los terroristas, es decir, era un "Colombiano por la Paz". ¿Qué pretendían los "Colombianos por la Paz"? Pues el "intercambio humanitario", gracias al cual, esperaban, los terroristas presos no sólo quedarían impunes sino que saldrían a seguir matando, encima reconocidos por el Estado.

Después insiste en lo mismo ante la pregunta
La vida da sus vueltas. Ahora el angelino está preocupado por la impunidad. De lo ocurrido después de su "liberación" por las FARC tiene realmente poca culpa, los cobardes son más y miran para otro lado.

3. Maestro de buenas maneras
En respuesta a su amenaza de arriba le dije que algún día la CPI se encargaría de su caso porque es obvio que la voz del video es la suya, por no hablar de que la historia de los diputados sólo tiene sentido siendo él el del video (por ejemplo, ¿qué habrían perdido liberando a los diputados para dar protagonismo a Piedad Córdoba? No podían hacerlo, porque en tal caso las víctimas habrían delatado a su compañero). Entonces me respondió:
Es típico: dado que la Fiscalía General de la Nación ya decretó su inocencia y hasta, patética, cómicamente le pidió perdón (la misma institución cuyo titular declara que el derecho fundamental a la paz está por encima del derecho penal, haciéndose descaradamente portavoz del atraco terrorista, tal como la vida del rehén está por encima de la ley para los que cometen un crimen de ese tipo), el hombre ejerce de portavoz de la decencia.

Tranquilamente, los colombianos se han puesto de su parte, creo que soy el único que se inquieta por la sarta de mentiras de la prensa. Todo lo que les ocurrirá tiene que ver con la actitud con que han respondido durante las últimas décadas, pero desde la masacre del Palacio de Justicia no ha ocurrido nada más grave en Colombia que la supresión total del derecho, de las pruebas, de toda lógica jurídica en este caso: la mentira descarada que no obtuvo ningún rechazo. Y todo tras un crimen de los más infames que se pueden concebir.

Aunque el hombre, siguiendo el ejemplo de Garavito, se declara cristiano. Además de ciudadano que tiene el deber de denunciar a los delincuentes, no faltaría más. Si el mundo sólo fuera Colombia todo eso daría resultado, pero TODA la infamia que ocurre algún día se castigará, tal como en Alemania o en Camboya los asesinos se sentían impunes y terminaron pagando.
Y lógicamente su cristianismo no es sólo un adorno que ennoblece su activismo cívico, es una experiencia profunda que lo lleva a orar por los que estamos enfermos de odio y violencia.
Acabo salir eucaristía y hora santa hermosisimas. Oramos x perdón,reconciliación y x tantos alejados de Dios enfermos de odio y violencia.
— Sigifredo Lopez (@sigifredolopez) 29 de marzo de 2013
El hijo del diputado Jairo Hoyos declaraba su amor por Sigifredo López. Es el caso de una persona que se ha curado del odio y la violencia. Al hermano lo consiguieron acallar. No se pierdan este video.

Ese joven expresa la situación de la Colombia actual, sometida a los terroristas a cambio de prebendas, favores y sobre todo para salvar la vida. La orgía de sangre que viene gracias a la toma del poder por las FARC (que ya ocurrió, el gobierno les obedece absolutamente y anda dedicado a favorecerlos a toda costa) es algo que los colombianos se merecen.

4. Descubrimientos del FBI
Claro que la fe cristiana promete el perdón y no impide colar de vez en cuando alguna mentira.
Se refiere a este video. (Son menos de dos minutos.)


 


Tiene mucha gracia de nuevo la amenaza: el único motivo por el que empecé a interesarme por el caso de este prócer fue porque descubrí que la prensa mentía sobre el FBI, cuyo informe en alguna parte reconocían que no existía, pues la agencia estadounidense sólo explicaba que el material recibido no permitía hacer ningún cotejo de las voces del video, pero en otras partes resultaba la prueba exculpatoria. 

Ahora vuelve la mentira: resulta que el FBI demuestra que el cotejo de las voces hecho en Colombia es un montaje. ¿Cómo es que están libres los peritos que lo emitieron? Para ser coherente, la Fiscalía debería encarcelar a esos peritos, y también al fiscal que ordenó encarcelar al exdiputado. Si lo hicieran se encontrarían llamando la atención sobre una situación bastante grave.

Todo cotejo profesional que se haga de las voces del video demostrará que se trata de la voz de Sigifredo López, como ya lo demostró el peritaje hecho en Colombia. La exculpación y el perdón de la Fiscalía son sólo otro de tantos prevaricatos, otro de tantos crímenes judiciales que se cometen gracias a los incentivos de la mafia, como la persecución contra Alfonso Plazas Vega, Andrés Felipe Arias, Luis Carlos Restrepo, Jaime Uscátegui, Bernardo Moreno y tantos otros. Ahora también contra José Obdulio Gaviria por el terrible delito de decir la verdad.

El problema no es demostrar la culpabilidad de Sigifredo López en esos hechos y toda su trayectoria, que cualquier persona de Pradera conoce (aunque puede que las casas gratis del gobierno afecten a la memoria), y tampoco es que el poder judicial esté en manos de criminales, sino que realmente a nadie le importa en Colombia.

En una ocasión un columnista muy próximo a los dirigentes uribistas admitió en Twitter que creía que el exdiputado es culpable del secuestro y asesinato de sus compañeros. ¿Por qué este caso atroz no ha interesado al expresidente ni a sus amigos? Sobre todo, creo yo, por no querer enfrentarse a la máquina de la prensa sumada al poder judicial, que arreciaría su persecución contra ellos.

Ese renuncio tiene algo suicida: no se puede desaprovechar una ocasión tan clamorosa de demostrar la perversión del poder judicial colombiano. ¿Qué les costaría exigir un dictamen pericial fiable de un organismo extranjero? Como ocurre con todos los que se acobardan frente a un matón, terminan sufriendo además de la deshonra y la agresión, la burla.

5. Solidaridad universalBueno, aparte de la manía de la prensa en cierto momento, claramente por presiones del gobierno, para conseguir presentar a Sigifredo López como una víctima de un malentendido, llamaba la atención la obstinación de todos los columnistas afines a las FARC por defenderlo. De hecho, antes de su detención el hombre iba a publicar un libro sobre su historia presentado por otro admirador de Borges, William Ospina.

Pero la lista de defensores es inagotable, y el desinterés de esas decenas de colombianos rectos que de verdad se oponen a las masacres y mutilaciones por este caso tiene que ver con sus limitaciones intelectuales: ¡verdaderamente creen que Daniel Samper Pizano o María Jimena Duzán son ingenuos que no se dan cuenta de lo que son las FARC y por eso las defienden! Los ingenuos son otros.

¿Dónde quiere el lector encontrar información sobre el caso de Sigifredo López? No creo que haya un solo columnista identificado con las FARC que no haya hecho presión para defenderlo, pero para no agotar las citas les enlazo una perla de Alfredo Molano.

De verdad, no ocurre nada importante con este prócer, ni se trata simplemente de castigar los crímenes. Es la gente colombiana la que se hace cómplice, como si no lo fueran ya de un modo que fascina por su monstruosidad todo el poder judicial y toda la prensa: no que este canalla haya secuestrado y asesinado a sus compañeros, los terroristas han hecho mil cosas comparables, sino que todos los colombianos se cargan esa culpa y autorizan a los asesinos a seguir haciéndolo porque no hay un rechazo firme y claro.

Ni siquiera curiosidad por los informes del FBI. Ni siquiera el más remoto atisbo de indignación con las mentiras increíbles de la prensa. ¿O creen que Molano no sabe que miente?